Invitado a comentar algunos de los aspectos, dentro de un tema tan grande, arduo y complejo como es la hipertensión arterial, me pongo como objetivo intentar que los lectores puedan entenderlo y así poder iniciar una acción en la mejora de su salud personal y en el control de este mal endémico.
Hablaré de un «asesino silente», que puede tardar mucho tiempo en realizar el daño, pero este será muy certero, difícil de controlar y revertir, además de requerir varias acciones encadenadas para su control. Hay personas a las que este mal compañero de viaje las daña rápida y furibundamente, en un solo acto, en un ictus, ya sin marcha atrás o con escasas posibilidades de recuperarse.
Necesitamos conocer sobre dieta, actividad física y fármacos, además de otros conocimientos y datos que intentare acercar de la forma más sencilla.
En un documento bastante reciente de la guía ESC/ESH 2018 sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial (HTA) se incluyeron novedades y cambios respecto a la guía del 2013, con la que veníamos trabajando y ejerciendo en nuestra práctica diaria, pero habiendo muchos conceptos técnicos y para profesionales daré aspectos relevantes para el público en general.
Comenzando por la definición de la HTA, que dice que los valores de presión arterial normales se encuentran por debajo de 140/90, a diferencia de los cambios presentados en la guía estadounidense, que ya considera hipertensas a personas con cifras menores a 130/80, lo que ha generado un intenso debate entre los especialistas involucrados en tratamiento de la hipertensión.
Dentro de los aspectos más relevantes y novedosos, detallaré el estilo de vida, algo fundamental, en el que hay varios hábitos incluyentes. Lo primero, la reducción de sal a menos de 5 gramos al día, lo que se reduciría a prácticamente la sal que contienen los alimentos. De igual forma, la ingesta de alcohol también debe reducirse; sugeriría, a modo de medida casera, limitarlo como máximo a un quinto de cerveza al día -250 centilitros-, y por supuesto sin beberse las acumuladas el fin de semana. El control de peso también se indica, en especial para evitar la obesidad y las consecuencias que se derivan, incluyendo el aumento de probabilidades de padecer hipertensión arterial. A través de una pauta dietética saludable y un ejercicio aeróbico regular de al menos 30 minutos de 5 a 7 días por semana, contribuimos a lograr el peso saludable.
La HTA se relaciona con un aumento del riesgo de complicaciones cardiovasculares, tanto de ictus, infarto agudo de miocardio, muerte súbita, insuficiencia cardíaca y enfermedad arterial periférica como de enfermedad renal y de los ojos, por afectación de las arterias de estos órganos.
Su prevalencia es elevada, alrededor de un 30 % y un 45 % de la población general es hipertensa, con un marcado aumento en las edades más avanzadas
Todo esto hace que la hipertensión sea el factor de riesgo más importante que contribuye a la mortalidad global y discapacidad. Y cada vez es más frecuente por el envejecimiento de la población y la epidemia de la obesidad.
En España, donde la prevalencia de la hipertensión es del 33,3 % de la población, solo una parte (59,4 %) es consciente de su problema. Cuando damos consejos a los pacientes, como por ejemplo el de reducir el peso, la adhesión a ellos es particularmente baja, solo un 36,9 % entre los que tienen exceso de peso.
Hay que tener en cuenta que pequeñas reducciones en la presión arterial pueden reducir la mortalidad y morbilidad cardiovascular, e incluso retrasar el desarrollo de HTA. Seguramente nos queda mucho por aportar, pero el camino del conocimiento es paso a paso; comencemos hoy, pasemos a la acción, involucrémonos de verdad en lo personal y en la ayuda a los más cercanos, en desenmascarar a este «asesino silencioso», a quien debemos descubrir para poder controlar y protegernos de él.