En toda campaña electoral hay un tema que engulle todo lo demás cual agujero negro, un tema que en el argot de la comunicación política denominamos issue y que provoca que el resto de cuestiones sean intrascendentes, de tal modo que la mayoría de las decisiones de voto se articulen en torno a qué partido/candidato considera cada elector mejor preparado para gestionar ese tema en cuestión.
El PSOE, concretamente Pedro Sánchez y su asesor de cabecera Iván Redondo, fueron muy osados al forzar una repetición electoral en la que se sabía que la sentencia del procés iba a monopolizar el debate político durante la campaña, siendo este un tema que podría beneficiar a la derecha, cuyos argumentos de mano más dura tienen gran resonancia gracias a la alta conflictividad que se está viviendo en Cataluña.
Dentro de la derecha hay ganadores y perdedores: el PP parece reflotar gracias a la transferencia de votos positiva proveniente de Ciudadanos, que viene sufriendo una crisis de percepción entre el electorado que le ha hecho perder credibilidad incluso en este issue que hasta hace poco le beneficiaba tanto. Además, personalmente desde el principio he considerado que la decisión de llevar a Inés Arrimadas a Madrid fue un error, pues su presencia en Cataluña ahora le habría dado más rédito electoral. Vox, con su discurso nacionalista radical español logra arañar votantes del espectro de voto más conservador y de extrema derecha, y que no se hable tanto de sus carencias programáticas o de los casos de dudosa ética profesional por parte de algunos de sus primeros espadas. Esta subida de Vox provoca que el PP tenga un duro techo en las encuestas en torno a los 92-96 diputados.
En conclusión, lo que está ocurriendo en Cataluña moviliza mucho más al electorado de derechas que al de izquierdas fuera de dicha comunidad.
Por ello, el Partido Socialista tendrá que ver cómo moviliza a su electorado, teniendo en cuenta que la apelación al victimismo ya no encaja puesto que el frame, el marco mental del electorado, ya no está en buscar a los culpables de la repetición electoral, sino del conflicto catalán.
Respecto a Galicia, aplica la misma lectura que en el resto del Estado, salvo que, precisamente ante la dispersión electoral del voto nacionalista en los últimos años, la visión/amenaza de un nacionalismo español radicalizado puede movilizar a los nacionalistas gallegos, concentrando esta vez su voto en el BNG, tal y como ahora dicen las encuestas.