La oportunidad llegó de la mano de Ritz-Carlton Yacht Collection, quien confío en la calidad, capacidad de gestión y solvencia del astillero Barreras, así como de todo el sector naval y del Gobierno local como proveedores estratégicos para acometer, el que por las razones abajo indicadas debe considerarse como un proyecto de importancia estratégica prioritaria para el futuro de todo un sector y buena parte de la sociedad gallega.
El proyecto de Ritz-Carlton es una oportunidad histórica para el posicionamiento de la industria naval de Galicia en el mercado de los cruceros de lujo. Esta afirmación se basa en que desde la construcción por Unión Naval de Levante de cuatro cruceros a principios de la década de los 90 del siglo pasado, no se había vuelto a construir en España ningún buque de estas características. Por eso el proyecto de Ritz-Carlton Yacht Collection supone un momento único para posicionar la industria naval gallega en este nicho de mercado de alta demanda y atraer nuevas construcciones para otros armadores.
Se trata además de un proyecto singular de Ritz-Carlton Yacht Collection. Está basado en un diseño y concepto exclusivo con el cual el armador consigue aunar en un buque crucero la imagen, exclusividad y servicio de un megayate. Elevando así el concepto de buque ultra premium a una categoría superior exclusiva de Ritz-Carlton Yacht Collection. Llevará el sello del astillero vigués por el mudo, de igual forma que los astilleros escoceses pasaron a la historia ligados a la prestigiosa naviera Cunard, marcando tendencia a mediados del siglo pasado.
Destaca el talento y know-how incorporado por Ritz-Carlton Yacht Collection a Vigo. Hay un equipo multidisciplinar internacional formado por más de 15 ingenieros, arquitectos navales y técnicos especialistas, fichados por el armador entre los mejores en sus respectivas especialidades a nivel mundial y establecidos en la ciudad gallega con sus familias desde hace casi dos años. Atesoran un talento y know-how de altísimo valor que debemos retener a toda costa, como germen para desarrollar la especialización de naval gallego en la construcción de cruceros de lujo con garantías de calidad. La oportunidad para Galicia se vincula con la integración en el naval de empresas del sector contract gallego (interiorismo y carpintería para hoteles). La simbiosis de ambas áreas económicas en la construcción de cruceros permite a los astilleros gallegos presentar una oferta de producto íntegramente «hecho en Galicia», que incluye toda la habilitación del hotel, sumando puestos de trabajo y riqueza en estos sectores relacionados como complementarios al proyecto naval.
Se puede pensar ya en el turismo de cruceros de lujo made in Vigo. Los lazos creados con el armador americano permitirán posicionar al puerto olívico como parada obligada en los viajes de sus buques por Europa, lo cual supondría el desembarco en la ciudad de un turismo de lujo que busca experiencias exclusivas y diferenciadas basadas en un conocimiento de la cultura, gastronomía y vida de la cuidad. Este hecho a buen seguro atraería a otros armadores de este segmento suponiendo una oportunidad única para el desarrollo de una oferta turística de calidad ligada a al nombre de toda la comunidad.
Es muy importante que se impulse un proyecto de buque civil con el presupuesto más elevado en la historia de la construcción naval española (240 millones de euros), acumulando hasta un total de 720 millones en el caso de acometer los tres buques en Vigo. Sobre todo teniendo en cuenta la delicada situación del sector naval. Después de la reciente caída de Vulcano, ni la ría de Vigo ni el naval gallego pueden permitirse la caída del que es el mayor astillero privado de España, mientras que en el mundo no cesa de crecer la demanda de buques y en especial de cruceros que saturan de pedidos en Europa.
En caso de fracaso, todas estas oportunidades descritas propiciarían un efecto negativo inversamente proporcional al de las altas expectativas generadas a nivel mundial. Llevaría aparejados gravísimos perjuicios económicos, daños sobre la imagen del sector y del Gobierno local respecto a su responsabilidad en la gestión de esta crisis. Por todo esto, las partes deben tomar consciencia de la dimensión del asunto, para la concreción con urgencia del «plan de viabilidad» que otorgue confianza y garantías al armador. Se debe asegurar su continuidad, mediante el uso de todas las vías y recursos necesarios que esta crisis —con la categoría de «asunto de Estado»— requiere.