Poder conciliar resulta fundamental para cualquier pareja de trabajadores con hijos pequeños. Y eso con independencia de la profesión a que se dediquen. Este problema lo tiene un matrimonio gallego de guardias civiles destinados en Castellón. Trabajan por turnos y la madre solicitó un horario fijo para poder compaginar la vida familiar con la laboral, pero le fue denegado con la excusa de que en el caso de concedérsele se produciría un agravio comparativo con sus compañeros. Puede sonar a rescoldo de cuerpo militarizado. Como si lo hijos de miembros de la Benemérita no tuvieran el mismo derecho a disfrutar de sus padres que sus compañeros de colegio. Es tan primordial el derecho a la conciliación familiar y laboral que, en caso de acudirse a los tribunales, los años que puede demorarse una resolución judicial, aunque sea favorable, pueden hacer perder a esta su razón de ser por llegar cuando esa conciliación ya no sea necesaria. A pesar de que la Guardia Civil aprobó en el 2019 un plan de igualdad encaminado a que «hombres y mujeres puedan desarrollar las distintas facetas de su vida sin que afecte a sus carreras profesionales», muchos de sus miembros se quejan de que esto no afecta a todos los destinos por igual. Si así es, debe corregirse. Es una gran institución cuyos integrantes deben trabajar a gusto.