¿Es conveniente alargar hasta el mes de julio el curso escolar?

La crisis del coronavirus ha suspendido las clases presenciales en todos los niveles de enseñanza. Autoridades educativas, profesores y padres plantean qué opciones son las más adecuadas para que el 2019-2020 no sea un curso perdido.

Desde el gremio docente se deja claro que los profesores van a estar siempre a disposición de las necesidades de los alumnos y de las autoridades educativas mientras dure el confinamiento impuesto por la crisis sanitaria, pero las asociaciones de padres advierten que la educación por medios digitales no está actualmente al alcance de toda la población en Galicia.


Pueden contar con los docentes

Si tuviésemos una bola de cristal que nos pudiera mostrar el futuro, si tuviésemos una referencia histórica de la que pudiéramos aprender. Pero, ¿cómo resolver cualquier cuestión que se nos plantee?, ¿cómo aclarar razonablemente dudas que preocupan a miles de comunidades educativas?, ¿cómo organizar una vida académica virtual cuando todo nos ha llegado en casi un instante en una actividad donde las relaciones personales son tan importantes y cuando en unos segundos las circunstancias cambian radicalmente? Es comprensible la intranquilidad, la preocupación, la incertidumbre, lo contrario sería una muestra de inconsciencia impropia de las generaciones actuales.

Las escasas experiencias de otros países que han sufrido la pandemia invitan a pensar que la vuelta a las aulas es, de momento, una utopía. Pero, ¿debe realmente preocuparnos la fecha? Evidentemente no es lo mismo que hablemos de Educación Infantil, Primaria, Secundaria, niveles en los que en el curso siguiente se pueden reforzar conocimientos, a que nos refiramos al alumnado de Formación Profesional, pendiente de la Formación en Centros de Trabajo y que percibe cómo se complica su acceso al mundo laboral; o que valoremos las consecuencias para los cursos de bachillerato, especialmente los del segundo, que ven peligrar la preparación que les permitirá el acceso a la universidad o a los ciclos de grado superior.

De todas formas, que el curso escolar dure más o menos es algo muy difícil de predecir, ya que aún no sabemos cuándo nos vamos a poder reincorporar, pero lo que sí podemos asegurar es que será en las mejores condiciones y que todos los docentes llegaremos hasta el final apoyando a un alumnado que saldrá reforzado de esta experiencia y preparado para afrontar cualquier reto.

En cualquier caso, las autoridades educativas deben tomar decisiones al respecto y actuar siempre, como no puede ser de otra manera, en beneficio del alumnado, y para ello pueden contar con la labor de un profesorado que desde el minuto cero está luchando por mantenerlo al día. Una vez más la profesionalidad de nuestros docentes les lleva a buscar las más variadas opciones para llegar a sus viviendas, contemplando todas sus casuísticas. Lo importante es que el alumnado y sus familias los sientan a su lado, perciban su apoyo.

Con toda esta situación de incertidumbre no creo que podamos responder con argumentos válidos a la cuestión planteada, pues no olvidemos que no sabemos cuál va a ser la evolución exacta de lo que hoy se está afrontando con valentía, la pandemia. Debemos dejar en manos de las autoridades sanitarias que valoren cuál será el momento adecuado para la recuperación de la convivencia en las aulas.

Tenemos que asumir que es un curso diferente, histórico, duro, pero unidos ganaremos la partida. Ánimo a todos.

Autor Isabel Ruso Presidenta de la Asociación de Directores de IES de Galicia (Addiga)

Unha oportunidade ás portas

Son tempos de incerteza nos que Confapa Galicia, tras solidarizármonos primeiro que nada coas familias afectadas pola COVID-19, ben por padecela, ben por viviren perdas persoais, pola angustia laboral ou a preocupación cos que manteñen os servizos vitais, afrontamos o debate de o que facer cun curso escolar mutilado pola corentena mentres se ten facendo labores docentes á práctica totalidade dos pais das familias galegas, nun momento en que a educación ten de estar supeditada á cuestión sanitaria e ao impacto na psique dos nosos fillos.

Albíscanse xa as primeiras ideas sobre como se vai chegar a xuño sen termos sequera seguranza do que pode pasar a semana próxima, ora si que podemos contar o que sabemos de certo: sabemos que os centros están aplicando as directrices da Consellería de Educación cunha variabilidade enorme; que alumnos e familias de moitos centros están traballando dez horas diarias mentres outros non envían ningún tipo de actividade en días; temos docentes que están avaliando os contidos e as materias que se están impartindo aínda que a instrución da Consellería indica claramente que os contidos serán xenéricos, de reforzo, non avaliables. Estanse empregando métodos e canles de todas as cores, non homologados oficialmente, ás veces ferramentas obsoletas e perigosas, outras lindando a legalidade como o emprego de contas de correo electrónico ou redes sociais en menores de 16 anos. A transmisión é unidireccional, sen a bidireccional necesaria nun proceso educativo. E non coñecemos, porque é imposible, o que acontece con aqueles alumnos e familias que ou ben non teñen medios dixitais propios ou residen en áreas con infraestruturas deficitarias que fan imposible o emprego destas ferramentas. Nin o que padecen o alumnado de necesidades educativas especiais.

Demostrouse que este experimento de teleformación, que evidentemente colleu á profesión a contraxeito, desprevida, pode ter valor como intento de manter a dinámica de traballo no alumnado; pero está moi lonxe de acadar os obxectivos mínimos: a transmisión de coñecemento efectiva entre profesor e alumno. O punto crítico é que non toda a comunidade educativa pode acceder a estes recursos. Polo tanto, calquera solución que se lle queira dar a este curso debe asumir a realidade de que parte deste ano académico está seriamente afectado e que toca recompoñer a desfeita.

As miras debémolas pór non tanto en cómo imos rematar este curso, senón en qué temos de facer cun futuro que nos presenta hipóteses tan fundamentais como a prolongación durante meses desta corentena ou a necesidade de novos períodos de confinamento por novas ondas deste virus. O obxectivo debe de ser acadar un consenso coa comunidade educativa, familias incluídas, para unha auténtica revolución nas ferramentas, contidos e metodoloxía que faga nun futuro a transición entre as clases presenciais e non presenciais completamente transparente e non dependente de solucións máxicas nin argalladas baratas. Existen as ferramentas e os recursos. Non hai desculpa.

Autor Rogelio Carballo Solla Presidente de Confapa Galicia
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