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No pretendo explicarles los test frente al coronavirus, ni siquiera los usos y abusos que algunos test rápidos han provocado en el mundo político y, desde ahí, en el académico. Uno valora el altruismo de científicos y profesores para contribuir a solventar los muchos problemas asociados al covid-19, entre ellos aquellos relativos a los test de diagnóstico por RT-PCR, poniendo a disposición de las autoridades sanitarias sus equipamientos, personal e instalaciones. Altruismo que provocó protestas airadas porque no se validaba con suficiente celeridad todo ese potencial analítico, al parecer ocioso, para incrementar las pruebas de PCR.
Las noticias más recientes indican que hay 54 laboratorios públicos o privados validados por el Instituto de Salud Carlos III para realizar las pruebas de PCR, además de la cesión de equipos a hospitales. El sistema de validación se ha basado en el ofrecimiento de los centros que deseaban colaborar. Hasta hace unos días era el Instituto de Salud Carlos III el que validaba estos centros evaluando sus requisitos. Actualmente es suficiente que los centros solicitantes presenten una «declaración responsable» al ministerio en la que declaren que cumplen los requisitos establecidos de bioseguridad, medios técnicos y personales. A partir de ahí son los gobiernos autonómicos los que deben confirmar que solicitan su apoyo y suministran las muestras para realizar las pruebas y, en su caso, el proceso de validación clínica con personal capacitado para ello.
Otra iniciativa se encuentra en Cataluña, el Programa Orfeu, coordinado por el Centro de Regulación Genómica con el Instituto de Investigación Biomédica y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, tres centros de investigación de muy alto nivel, a petición de la Generalitat. Su objetivo era realizar 170.000 test PCR en seis semanas. Un mes después solo se habían realizado 32 test, algo que, si bien la consejera de Salut lo atribuyó a comprobaciones en la calidad, un medio de comunicación señaló la falta de escobillones y la logística para la toma de muestras como la causa del retraso.
Y es en esa línea donde se adivinan los mayores cuellos de botella para realizar test PCR: escasez de kits de extracción de ARN, que son de importación y hay sobredemanda. España intenta sortear esa dificultad apoyándose en sus empresas biotecnológicas. Un grupo de científicos del País Vasco ha creado un nuevo método más barato y en el mismo tiempo -en espera de su validación- para test de PCR que evita el uso de esos kits de extracción. Método que multiplicaría por siete la capacidad de hacer test PCR en los hospitales del País Vasco.
Problemas semejantes a los señalados por el presidente de la Xunta al ser preguntado por el ofrecimiento de las universidades gallegas para hacer las pruebas PCR. Feijoo ha asegurado que «no se les dio respuesta» porque la Xunta «no tiene test suficientes» de este tipo. «Si tuviésemos más test podríamos hacer más PCR. Es decir, la capacidad de las máquinas de PCR instaladas en el Sergas es suficiente para los test que tenemos, incluso tendríamos más capacidad para seguir haciendo test de PCR», ha indicado.
Hasta la fecha, Galicia sumaba 103.116 pruebas PCR, de las que el 40 % se hicieron en Vigo, cuyo servicio de microbiología disponía ya de un equipo robotizado para otros virus como VIH o hepatitis, con capacidad de analizar unas 1.500 muestras al día.
Una vía consistente para incrementar la capacidad de PCR ha sido la compra, por un grupo de empresas encabezadas por Merlín Properties, con Manpower Group, Inditex, Apple, Correos, Ikea, LLYC o Telefónica, de cuatro robots destinados por ellos mismos al Centro Nacional de Microbiología (Instituto de Salud Carlos III) y a tres hospitales: La Paz, en Madrid, y Clínic y Vall d’Hebron, en Barcelona. Estos robots procesan también test de anticuerpos, fundamentales para determinar qué porcentaje de la población está ya inmunizado.
Hoy las PCR o test similares, con todas estas dificultades, son de mayor necesidad para el diagnóstico precoz de nuevos casos en atención primaria, al ser un requisito imprescindible para la desescalada según exigencias del Ministerio de Sanidad. Lo que ciertamente no es un reto menor. Cuanto más las PCR para todos, por más que reclamemos las imprescindibles.