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Para llevarse bien no se necesitan las mismas ideas, sino que se necesita respetar al otro. Conseguir ese respeto no va a ser una tarea fácil, porque ese respeto es lo que hará que la gente abra los ojos, acepte y tolere la convivencia en un mundo globalizado, caracterizado por la diversidad cultural. Ojalá...
Desgraciadamente, sigue habiendo individuos que están anclados en el siglo XVI, época que no han vivido pero de la que extrañamente han heredado unas creencias que les llevan a odiar y rechazar lo que no comparten, lo que no conocen, lo que no saben. Ignoran también de dónde viene ese odio, pero lo cultivan. Ahora mismo muchos pensarán en personas de una edad avanzada, pero no necesariamente es así: este rechazo e incomprensión hacia lo diferente lo pueden compartir todas las edades, tanto por encima de los 70 como por debajo de los 30… y esto en pleno siglo XXI.
Es muy triste ver lo que ha estallado en EE.UU. Muchos se ponen en la piel de los que lo sufren y esa empatía es muy necesaria y de agradecer, pero difícilmente se hacen una idea de lo que es ser discriminado por tu color de piel, porque esa discriminación significa que alguien te rechace o te odie al primer golpe de vista, antes de haberte dado la oportunidad ni tan siquiera de decir o hacer algo, y porque ese odio, hagas lo que hagas, no va a cambiar.
Personalmente he sufrido algún que otro episodio puntual de racismo en el pasado, pero afortunadamente atrás quedan, y no quiero comparar ni imaginar lo que es vivir esa realidad estadounidense todos los días.
En definitiva, a ver si nos damos cuenta de una vez de que los tiempos cambian y los humanos debemos evolucionar con nuestra época, con nuestro momento, de otro modo nos quedaremos estancados y eso, amigos míos, sí que es una desgracia.
Cuán importante es la educación para el avance y progreso de personas y sociedades, la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos.
Soy un afortunado por hacer todos los días lo que me gusta, lo que me llena y lo que de verdad me importa: contribuir a una mejora de la educación.