Volverán esos momentos de las cosas cotidianas

María Dolores Dancausa LUCHA CONTRA EL CORONAVIRUS

OPINIÓN

MABEL RODRIGUEZ

08 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La lucha contra el coronavirus en estos momentos representa en sí misma todo un gigantesco reto no abordable individualmente, aunque sí alcanzable cuando aunamos a miles de profesionales trabajando al unísono en múltiples y muy variados ámbitos de actividad. Es ese trabajo colectivo el que terminará venciendo a la pandemia.

En contrapunto a esa desigual lucha, con el título elegido -«volverán esos momentos de las cosas cotidianas»- he querido utilizar una de las bellas frases del más reciente spot publicitario de Bankinter, con el optimismo que transmite y la confianza de alcanzar uno de los mayores deseos que ahora perseguimos: la vuelta a aquello que considerábamos cotidiano y normal, tras descubrir que constituían momentos excepcionales no debidamente apreciados.

Tras tres meses de una situación nunca antes vivida por las generaciones actuales, tras tres meses de una crisis única por su extensión global, y única por precisar medidas de prevención tan primitivas como el aislamiento y confinamiento indiscriminado de toda la población, estamos ansiosos de retornar a aquello que tanto echamos de menos, siendo las cosas sencillas y cotidianas, sorprendentemente, las que más se aprecian y anhelan.

En estos meses de confrontar bruscamente la crisis sanitaria, y de prepararnos para la crisis tras la crisis, para ese momento de valoración real de daños y de ponernos manos a la obra para la necesaria reconstrucción social y económica, dirigir un banco constituye uno de los retos empresariales más complejos y completos que se pueden dar. Formar parte de Bankinter significa, además, el privilegio de participar diariamente en una de las mejores escuelas de negocio en vivo, con el permanente aprendizaje que ello significa.   

Cuando afirmo que la gestión de un banco en esta crisis es uno de los mayores retos empresariales que se pueden dar es porque todos los impactos económicos y sociales de la crisis tienen su último destino en la banca, convirtiéndolo en uno de los sectores más impactados por las repercusiones que se producen aguas arriba. El desempleo, las dificultades económicas subsiguientes de personas y de empresas, todas impactan, de una forma u otra, en la banca, y de cómo se gestionen todas y cada una de esas situaciones depende el buen o mal funcionamiento de la economía.

Digo también que Bankinter es una excelente escuela por la tradición de más de medio siglo de cuidar y poner un énfasis especial en la gestión de riesgos y en la tecnología, dos de los pilares que son fundamentales para superar esta crisis.

Hay un tercer pilar que hace a Bankinter especial, y es ver el futuro con optimismo. Constituimos un equipo por naturaleza optimista, entre otras cosas por ser el único estado de ánimo que nos abre la puerta a la ilusión, a las metas y a los propósitos. Ese espíritu optimista, para ser eficaz, hay que complementarlo necesariamente con un espíritu de trabajo, de renuncia, de fortaleza, de rigor, de investigación, y, no nos olvidemos, de una gran valentía para decir lo que vemos y para exponer lo que creemos.

Si no se completa el espíritu positivo y optimista con las muchas y difíciles cualidades antes mencionadas, si nos limitamos a ejercer el optimismo a secas, acobardados en un rincón y confiando en que las cosas se resuelvan solas, o confiando en que a base de dosis masivas de propaganda los problemas queden resueltos, solo nos estaremos engañando los unos a los otros. En una palabra, va a ocurrir lo que Dios quiera, en lugar de lo que nosotros queramos. Y no utilizo la expresión en plan blasfemo ni con intención de ofender a nadie.

Uno de los mensajes predominantes que hoy recibimos es el de que «nada va a ser igual tras esta pandemia». Afortunadamente comprobaremos que tal afirmación no se dará, porque habrá muchas circunstancias, hábitos y costumbres que retornarán por donde solían, aunque bien es cierto que determinados temas acelerarán ciertos cambios de forma irreversible. Entre ellos estarán la gestión de los equipos de personas, en particular en aquellas tareas aptas para el teletrabajo, y la aplicación de la tecnología a ritmo mucho más rápido que el experimentado en años recientes. En uno y otro, que están bastante ligados, las complejidades son mucho mayores de lo que a simple vista parece, y no será fácil acertar a la primera.

Volviendo a nuestro anuncio publicitario, que tanta notoriedad y presencia ha tenido en las televisiones a lo largo de este último período, tengo plena confianza en que «volverán esos momentos / de las cosas cotidianas» si trabajamos con determinación para conseguirlo. ¡En ello estamos!