«White Lines», black lines

Susana Acosta
Susana Acosta VIS A VIS

OPINIÓN

13 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacía mucho tiempo que una serie no me quitaba el sueño. Dos noches me ha tenido en vela hasta que conseguí devorar la primera temporada. La última creación de Álex Pina que se emite en Netflix me ha enganchado con la misma adicción que lo hacen las drogas a los personajes de la serie. Unos protagonistas que van evolucionado y en el que hay uno que destaca sobre el resto, la Ibiza de los años 90. Ese paraíso de aguas cristalinas, en el que la libertad para hacer lo que uno le da la gana se convierte en un auténtico infierno para sus personajes que los atrapa y los envuelve en las tinieblas de la condición humana, en esas líneas negras que nunca se deben sobrepasar.

Si no hablas inglés, te costará al principio acostumbrarte a los subtítulos, pero hasta esto, que podría parecer un hándicap, se convierte en virtud al demostrar el riesgo que asumen y lo novedoso de su propuesta. Pero también por su verosimilitud. En muchos círculos y lugares de Ibiza y Mallorca se habla más inglés que español o catalán. Aunque también en esto haya tenido mucho que ver que se trate de una producción hispanoinglesa.

Sí me gustaría que algunas escenas estuvieran mejor resueltas. Y que algunos de los personajes tuvieran algo más de dramatismo. Pero, sin duda, los pilares de la serie son Laura Haddock (Zoe) , Juan Diego Botto y Nuno Lopez (Boxer), una auténtica revelación.