El cáncer de colon y recto es una proliferación anormal de células en el tubo digestivo grueso. Es el tumor maligno más frecuente en los dos sexos en España. Como muchos cánceres, se origina por acumulación de defectos o mutaciones en los genes, durante muchos años, en las células de la mucosa del intestino grueso, que se van haciendo cada vez más agresivas e invaden las zonas próximas, y si no se controlan producen metástasis que frecuentemente terminan con la vida del paciente.
Los principales factores que aumentan el riesgo de cáncer de colon, que determinan las recomendaciones de detección precoz, son la edad, los antecedentes familiares (incluyendo formas hereditarias de cáncer colorrectal) y los antecedentes personales de enfermedad inflamatoria intestinal o de haber padecido adenomas grandes o avanzados. Existen factores potencialmente modificables como la obesidad, la diabetes, el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol y de carne procesada y la falta de actividad física. A pesar de la incertidumbre, se puede definir «dieta protectora» la que incluya verduras (especialmente crucíferas como el repollo o el grelo), una cantidad adecuada de ácido fólico y una ingesta calórica limitada.
Las campañas de cribado, con la búsqueda de sangre oculta en heces en la población general sin riesgo por encima de 50 años, consiguen que se detecten más casos en una etapa asintomática y con más posibilidades de curación. Pero todavía se diagnostican muchos después del inicio de los síntomas (sangrado rectal, dolor abdominal, anemia inexplicable y/o un cambio en hábitos intestinales).
Ante la sospecha o tras dar positivo el test de sangre oculta en heces, la colonoscopia es la principal prueba de diagnóstico y también la forma de eliminar los adenomas que pueden progresar a cáncer. Tras el diagnóstico se realiza el estudio de extensión del tumor y se plantea una estrategia terapéutica por equipos multidisciplinares. Se suelen combinar los tratamientos y secuenciar para conseguir los mejores resultados, tanto en supervivencia como en calidad de vida. Afortunadamente, con los avances en cirugía, radioterapia y quimioterapia y terapias biológicas se está consiguiendo tanto aumentar las curaciones como prolongar la vida en condiciones cada vez mejores.
Actualmente la oncología está liderando la llamada medicina de precisión que, con el conocimiento biológico y genómico, el estilo de vida y el medio ambiente, intenta aplicar tratamientos más personalizados. En cáncer de colon ya se están clasificando y tratando los tumores avanzados según sus características moleculares. También se está avanzando en técnicas de biopsia líquida que permitan un diagnóstico más precoz que el actual.
¿Qué nos depara el futuro? Un aumento en la incidencia por el envejecimiento de la población y el incremento de los malos hábitos alimenticios, pero también una esperanzadora disminución de la mortalidad por el diagnóstico precoz y nuevos y mejores tratamientos, hasta que seamos capaces de encontrar medidas preventivas y terapéuticas más eficaces. Para conseguirlo, la sociedad tiene que ser consciente de que cuanta más y mejor investigación tengamos, más posibilidades tendremos de alcanzar el objetivo. Después de lo que estamos pasando, como sociedad deberíamos incrustarnos en nuestro genoma que invertir en sanidad, investigación y formación es la mejor, y posiblemente única, garantía de dejarle a nuestros hijos un mundo mejor.