Quién nos iba a decir que los primeros seis meses del 2020 iban a suponer el equivalente a un lustro para la sociedad española en tantos aspectos. Uno de ellos, sin duda, nuestra transformación hacia lo digital. Nos lanzaron una ciclogénesis inesperada que nos llevó a un túnel de aceleración y ahora sabemos con certeza que el futuro, la reconstrucción de España, pasa, en gran medida, por la digitalización.
Y para Telefónica una de las mayores preocupaciones, y ocupaciones, es la digitalización de las pymes. No hay futuro para España sin el constante y decidido apoyo a las pequeñas y medianas empresas que nos vertebran, como aquí, en Galicia. Quiero en esto ser todo lo enfática posible. Todos los agentes que podemos hacer algo por la digitalización de empresarios y emprendedores tenemos que obligarnos a tener este aspecto como una absoluta prioridad. Pocas cosas son tan esenciales como ésta.
La emergencia mundial generada por el covid-19 supone un punto de inflexión y un desafío para la humanidad, pero sobre todo para la pequeña y mediana empresa. Ahora, estar conectados cobra más relevancia que nunca y las pymes necesitan adaptarse para reactivar la economía y generar empleo en la nueva etapa. Para que esto ocurra también es necesaria una mayor formación digital de los españoles, que entiendan las potencialidades del IoT o de la Inteligencia Artificial.
La conectividad es ubicua a nivel mundial y esto ofrece infinidad de oportunidades que en España estamos preparados, tecnológicamente, para aprovechar. Tenemos las mejores redes de Europa, que han soportado el incremento de demanda, al contrario que en otros países de la Unión, donde han tenido que pedir a empresas que bajen la calidad de sus servicios de streaming para que las redes aguanten. Aquí no, al contrario, hemos señalado que podíamos aguantar esa calidad y aún mayor.
No pretendo ser triunfalista con ello, pero sí apuntar un éxito tangible. España está preparada tecnológicamente para la era de la digitalización. El número de usuarios de banda ancha móvil ha crecido más de un 20 % de media anual en los últimos cinco años y eso ha sido gracias a la inversión que hemos impulsado desde Telefónica, preparándonos, sin saberlo realmente, para esta nueva era que llega después de una triste crisis.
España es, hoy por hoy, el primer país de Europa en cobertura de fibra, con más despliegues en las zonas rurales que en la media de las zonas urbanas de Europa. Y también en el móvil, con una cobertura de 4G superior al 98 % y el próximo despliegue de 5G que Telefónica, sin duda, liderará para dar servicio a las pymes gallegas. Estos datos son la cuantificación de la robustez de un país frente a una emergencia extrema. Todo aquello por lo que apostamos hace años -con inversiones de más de 90.000 millones de euros desde el 2012- se revela ahora esencial.
Telefónica llega al 98 % de la población gallega con banda ancha móvil y a más de la mitad de los hogares gallegos con sus redes ultrarrápidas fijas (FTTH). Con casi dos millones de accesos en Galicia, es un potente dinamizador de la economía gallega.
Nuestros puentes de Rande de alta velocidad para datos están permitiendo, durante la crisis del covid-19 que familias y negocios estén capeando mejor la ciclogénesis provocada, pero lo más importante es que debemos convencernos de que hay oportunidades cuando acaben las lluvias.
Las telecomunicaciones se han confirmado como un sector vital en las sociedades contemporáneas.
De hecho, la comunicación se evidencia, junto con la salud y la alimentación, como una de las tres grandes necesidades del ser humano. Debemos abordar el mundo, tras la pandemia, como un escenario más flexible y conectado, por y para el servicio de las pymes.