Si hay una persona tensa en España (pero tensa, tensa) es Ortega Smith. Ni me quiero imaginar cómo tiene que ser compartir la mesa en Nochebuena con este hombre. En ocasiones, cada vez más, parece que su objetivo es caricaturizarse al máximo, como hizo Santiago Segura con Torrente. Oiga, señor Ortega Smith, tiene que calmarse usted un poco. Que si Castelao racista, que si Feijoo separatista, que si las elecciones no han sido libres ni democráticas... Cada vez que habla, el pan no sube, escapa. Señor Ortega Smith, de iluminados está el mundo lleno, y se empeña usted en ir más allá, seguramente en un intento de emular a Trump. Pero lo que cuenta, lo que se verifica, lo medible, son los resultados. Y los resultados de Vox en Galicia son los que son. Por otra parte, los esperados. Como decimos por aquí, éche o que hai. Mírese su forma de hacer ¿campaña? y, si acaso, deje de intentar ofender. Y digo intentar porque no ofende el que quiere, lo hace el que puede. En Galicia no hemos descubierto la democracia antes de ayer. Este es un territorio añejo, robusto, sabio, paciente, plural, tolerante y retranqueiro. Y, visto está, no compra el mensaje de su partido por mucho que usted quiera ganarse titulares a golpe de altisonancias no documentadas. Déjese de excusas de mal perdedor y de esas rabietas explosivas perfectamente calculadas con las que intenta tapar el fracaso en las urnas, cortinas de humo para que se olvide pronto el fiasco. Galicia ha pasado por las elecciones y, como siempre, lo ha hecho con serenidad, con civismo y dando ejemplo. Y cada partido ha cosechado lo que la ciudadanía ha querido. El suyo, también. Así que, señor Ortega Smith, cálmese. Le recomiendo Os dous de sempre.