GameStop (GME) es una cadena que llegó a tener casi 6.000 tiendas de videojuegos en todo el mundo, un modelo en horas bajas ahora que los videojuegos se venden directamente en formato digital. La compañía está al borde de la bancarrota y sus acciones, que llegaron a cotizar a más de 60 dólares en sus años dorados, se vendían a menos de 4 dólares hace unos pocos meses.
En ese momento entró en escena el inversor activista Michael Burry, de fama internacional por sus apuestas bajistas contra las hipotecas basura en EE.UU. antes de la gran crisis del 2008. La historia ha sido relatada con brillantez por Michael Lewis en su libro The Big Short (La Gran Apuesta), posteriormente llevado a la gran pantalla. Burry encontró valor en la compañía GME y llegó a tener más del 10 % de su fondo depositado en ella.
El mercado era tan pesimista sobre el futuro de la compañía que sus acciones llegaron a estar prestadas para realizar apuestas «en corto» incluso por encima del 100 % del capital (especuladores que buscaban beneficiarse si la compañía finalmente se hundía). Y entonces se generó la oportunidad de que David se enfrentase a Goliat…
Empujados por la fiebre bursátil producida en EE.UU. a raíz de los rescates billonarios de Trump, un grupo de usuarios de Reddit (r/WallStreetBets) decidieron tomar partido, poniéndose de acuerdo en la red social para comprar masivamente productos derivados alcistas sobre la compañía. Esto obliga a los creadores de mercado a comprar acciones como contrapartida para cubrirse frente a posibles pérdidas, y, al aumentar la demanda, las acciones empiezan a subir. La subida de la acción produce lo que se denomina un short squeeze (estrangulamiento de cortos). O lo que es lo mismo, que los inversores bajistas empiezan a sufrir fuertes pérdidas y deben comprar acciones para cerrar su posición, retroalimentando así una y otra vez la subida de la acción, creando un efecto bola de nieve.
Las acciones de GME han pasado de poco más de 3 dólares a casi 400, y los inversores particulares que iniciaron el movimiento están convirtiendo unos pocos miles de dólares en varios millones. Las ganancias rápidas atraen a otros inversores como abejas a la miel, y la bola de nieve sigue aumentando, hasta el punto de llegar a poner contra las cuerdas a varios Hedge Funds de renombre en Wall Street.
Todavía somos jóvenes en lo que se refiere a redes sociales. Pero ahora ya sabemos que su poder puede llegar a ser suficiente incluso para tumbar a Wall Street. Aunque sea durante unos días. No sabemos cuándo terminará esta historia, pero sí que estos episodios especulativos sin un soporte fundamental no suelen terminar bien. Pero mientras tanto, que siga sonando la música.
El autor, Javier Acción, es asesor financiero y socio fundador del fondo Acción Global, F.I.