No somos chinos, ni sabemos quiénes son chinos, pues a menudo los confundimos con los japoneses o a los coreanos. Son tan parecidos que resulta hasta lógico; sin embargo, la confusión geopolítica no lo es, ya que tienen tipos de gobierno muy distintos. En cuanto a la lucha contra el virus, cuando vinculamos el éxito de estos países lejanos con una mayor disciplina social propia de sus regímenes autoritarios, no estamos teniendo en cuenta casuísticas políticas muy diferentes. El régimen de cada país no explica per se el éxito del control de la pandemia, aunque todos hayan coincidido en el necesario incremento del intervencionismo estatal, lo cual desmonta un argumento básico del liberalismo malentendido.
Aún así, los ultraconservadores recalcitrantes dan la vuelta a la tortilla china para no reconocer que su política de austeridad facilitó la expansión del virus por los países occidentales, debido a la esclerosis de los sistemas de salud, y para atribuir el éxito del control de la pandemia en Asia a una mejor gestión de los servicios públicos, a pesar del menor gasto sanitario. En definitiva, pasando del rollito de primavera de los progres, continúan con su mantra de menos Estado y más empresa.
Al otro lado del mundo, la ideología no ha sido tan determinante para frenar el virus como la experiencia acumulada de pandemias anteriores. Cuando surgió el maldito virus de mercadillo estos países disponían ya de mascarillas, desinfectantes, respiradores, especialistas, rastreadores y ucis, porque ya habían pasado por sucesivas crisis sanitarias derivadas de varias gripes (asiática, aviar, de Hong Kong, gripe A) y síndromes (SARS, MERS), provocados por ancestros del actual coronavirus. Por otra parte, y por desgracia, los orientales cosmopolitas ya estaban acostumbrados a usar mascarillas, debido a la exagerada contaminación ambiental, y ya eran conscientes de todo lo que se propagaba por el aire. No perdieron el tiempo en debates bizantinos. Como dice un proverbio chino, «las experiencias negativas han de ayudarnos a no cometer los mismos errores en el futuro». Va a ser difícil, no somos chinos.