Nevenka e Ismael

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Netflix

14 mar 2021 . Actualizado a las 10:04 h.

Es fácil encontrar a Ismael Álvarez, el exalcalde de Ponferrada condenado por acoso sexual. Basta con ir a alguna de sus cafeterías de su ciudad. Con Nevenka Fernández, su víctima, ocurre todo lo contrario. Ni siquiera se dan pistas en los títulos de crédito del documental de Netflix. Puede ser Cornualles, Escocia, Irlanda... A saber el paradero de aquel fiscal que la interrogó como si fuera una criminal. García Ancos fue relevado. Su machismo se manifestaba en los tribunales con natural ferocidad. «¿Por qué usted, que ha pasado este calvario, usted, que no es la empleada de Hipercor a la que le tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos, usted, que no es una empleada de una farmacia o de cualquier sitio, por qué no dijo ‘‘se acabó y me voy''?». Así se dirigió a Nevenka este señor, orgulloso de haberse conocido, muy seguro de sus principios, pero muy desconocedor de los finales. Insultando a todas las mujeres, especialmente a las cajeras y a las farmacéuticas, esas mismas que durante estos meses siguieron en sus puestos para que no faltaran ni comida ni medicinas. Un visionario. Pero no era una voz en el desierto. En Ponferrada salieron 3.000 personas a la calle para defender al acosador. No era una ciudad rancia y cerrada. Y no fue hace tanto. Ni siquiera hay que cambiar de siglo. Corría el año 2002. Era la España de la mayoría absoluta de Aznar, de Juanito Muehlegg y de la isla de Perejil. La expresión acoso sexual era nueva hasta para Nevenka. La multa y la indemnización que tuvo que pagar Ismael Álvarez no sumaban 20.000 euros. Ella dejó atrás toda su vida anterior. Seguro que entonces también decían aquello de «¿qué más quieren las mujeres?».