España es un gigantesco vacunódromo. Hay que ganarle la carrera al virus asesino. En los medios de comunicación no se habla de otra cosa, mientras se totalizan récords diarios de los miles de pinchazos de las vacunas disponibles en el país. Y mientras se extiende el miedo a las del genero adenovirus, Astra Zeneca y Janssen, crece el prestigio de Moderna y Pfizer. Aquí convendría señalar quer cada unidad de Astra Zeneca cuesta 1,75 frente a los 15,50 de las nuevas dosis de Pfizer. Aunque es cierto que no existen vacunas de pobres y de ricos. Todas son igualmente óptimas. Entre unas y otras, frente a unas y otras, está el virus que sí causa muertos por miles y tiene en todas las vacunas a su principal enemigo. Vacunarse es un derecho urgente; significa salvar vidas, protegerse frente a un enemigo mortal y silencioso que todavía campa a sus anchas.
Soy neovacunando, neófito recién pinchado en mi brazo izquierdo, soy astrazenequeiro, que de Oxford es la vacuna que me han inoculado con fortuna. Participo de aquella frase atribuida al capitán de un barco de pasajeros que ante un inminente naufragio gritó que abandonaran el barco en los botes salvavidas primero los periodistas y los niños. Evidentemente es tan falsa como apócrifa, pero ante la alarma social creada por el miedo a las escasamente mínimas secuelas que pueden producir las vacunas, todas las vacunas, no cabe duda alguna que elegir entre la posibilidad de infectarse con el virus mortal y la inyección protectora no hay lugar para cuestionarlo. No sé cuándo alcanzaremos la inmunidad de rebaño con el 70 % de la población española inoculada. Quiero creer que todavía se pueden cumplir los plazos previstos, pero lo que sí me consta es que los bulos malintencionados que siembran paranoicos y terraplanistas varios contribuyen a la mortal ceremonia de la confusión aliada con el virus.
Las vacunas contra el covid son un triunfo titánico de la ciencia, y van a ser, están siendo, nuestra salvación colectiva.
Ahora esperemos que las dos vacunas españolas no se dilaten en la recta final y que Novavax, al parecer una vacuna revolucionaria que se elabora en Galicia, esté muy pronto disponible. Con ese frente unido venceremos al virus. Créanme.