El mejor Gabilondo

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaráiz FIRMA INVITADA

OPINIÓN

Marta Fernández Jara | Europa Press

06 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El desastre de la izquierda en Madrid no tiene paliativos; nada justifica la enésima derrota del PSOE en la capital y su incapacidad para llegar al electorado de centro, que estaba perdido desde el mismo día que Pablo Iglesias decidió salvar Madrid. Algo pasa en los herederos de la FSM que los hace incapaces de abordar una campaña electoral con una estrategia clara; y que les dificulta la construcción de un liderazgo propio para afrontar la competición madrileña, quizás porque, acostumbrados a la presencia capitalina de tanta figura del socialismo, no conceden valor a la construcción del liderazgo desde la cantera, ganándose el espacio día a día. Gabilondo no tenía ninguna oportunidad; los modelos de construcción del liderazgo son diferentes para una estrella y para un canterano. La estrella llega a la competición y gana o pierde, pero si pierde es el final; el canterano tiene un camino por construir, hay que darle tiempo. El problema del PSOE es el de muchos equipos de fútbol, da tiempo a las estrellas y se lo resta a la cantera; y así no se crece. Tampoco la entrada de Pedro Sánchez ayudó a la campaña; que Sánchez polarice con Ayuso solo hace más fuerte a Ayuso. El Gobierno no interpretó bien a los ciudadanos de Madrid, y propuso un candidato «soso, serio y formal» cuando la ciudadanía clamaba más por la apertura y la fiesta.

Gabilondo hubiera sido mejor alcalde que candidato, pero toda la campaña fue un continuo desacierto, ahora sin Iglesias, mañana con todos, en la que nadie creía en las posibilidades del profesor.

Sánchez tiene que asumir que el madrileñismo también se construye frente al Gobierno de España, y especialmente contra él, como ocurrió con Zapatero; y que muchos de sus votantes siguen sin asimilar la coalición de Gobierno con Unidas Podemos. Esto no va solo de derecha e izquierda, va de amplios espacios intermedios; y Ciudadanos se desploma, hay que ofrecerle elementos de atracción.

El auténtico Gabilondo apareció al final, en el cierre, cuando recordando a Kant señaló que las sociedades solo se hacen mejores cuando hay gente dispuesta a hacerlas; ojalá esa hubiera sido su campaña, porque ahí veríamos al mejor Gabilondo, y seguramente también al mejor Madrid.