Lo que el Ministerio de Sanidad propone a la Formación Sanitaria Especializada (FSE, que incluye Medicina, Enfermería, Farmacia, Psicología, Química y Física), es un cambio de un sistema de elección de plazas que funcionaba bien, a otro con el que nadie está contento.
Con el examen que hacemos (examen MIR), lo que conseguimos es un número que nos ordena para poder elegir una plaza y en un hospital concreto. Como digo, hasta ahora era una elección, pero el nuevo modelo es más bien una adjudicación medida por un programa informático que, el día 17 de julio, asignará 8.000 plazas. Ese mismo día, nos llegará un correo con la plaza que nos ha tocado para el resto de nuestras vidas.
Hablo en concreto de Medicina porque es al colectivo al que pertenezco. Los 7-8 años que pasamos estudiando (carrera más preparación del examen MIR) están orientados a conseguir este número de orden para poder ejercer. Al contrario de lo que mucha gente piensa y a pesar de lo duro que es estudiar el grado de Medicina, la carrera sin este examen y este número no nos permite ejercer apenas en ningún trabajo.
Hasta ahora, íbamos al ministerio a escoger la plaza y uno a uno entraba a este edificio y salía con su destino. La asignación telemática que nos proponen no tiene sentido cuando hay tantas plazas en juego. El número 8.000 tiene que hacer una lista de 8.000 o más preferencias, lo cual es totalmente inviable. Para la sanidad pública, el número 8.000 es tan importante como el número 1. No tiene ningún sentido hacer las cosas tan difíciles. Con este sistema se prevé que queden unas 2.000 plazas vacantes por diferentes motivos. Está claro que lo telemático es presente y futuro, pero la tecnología no es factible para todo.
El ministerio califica el sistema de transparente, lo cual no es cierto. Es imposible verificar que no haya nada irregular en una adjudicación de 8.000 plazas en un solo día, cuando hasta ahora se iban publicando una a una a medida que los opositores iban eligiendo de forma presencial en Madrid.
Otro punto por el que protestamos es el poco margen que tenemos desde la adjudicación del destino hasta que empezamos a trabajar. Solamente 12 días para, en muchos casos, trasladarnos de ciudad y un tiempo insuficiente para completar la vacunación antes de entrar en el hospital. Los sanitarios han tenido que estar expuestos a la pandemia sin protección cuando no había más remedio, pero parece absurdo que, ahora que hay vacunas, los médicos jóvenes entren sin protección a los centros hospitalarios.
Me sorprendió la cantidad de médicos que asistimos a la manifestación y el apoyo por parte de los colegios profesionales y de otras organizaciones que pusieron buses gratuitos para los opositores que se querían desplazar a Madrid desde las diferentes comunidades. En realidad tengo una sensación de apoyo global por parte de todos los partidos políticos, sindicatos, colegios médicos, profesionales sanitarios, etcétera, y únicamente es el Ministerio de Sanidad el que no da el brazo a torcer. Se leyeron pancartas como: «Trabajo duro y se cargan mi futuro», «Cambio aplausos por elección justa», «Se dice elección, no adjudicación», «Sin elección ni transparencia, se acabó nuestra paciencia».
Después de la manifestación, la ministra Carolina Darias habló en el Congreso. Su mensaje trasladó el desconocimiento que tiene sobre este tema. Por ahora han empezado a elegir los estudiantes de Enfermería y en la página faltan especialidades, ciudades...
Me agarro como única esperanza a las palabras de Fernando Simón cuando dijo que si la web seguía teniendo fallos, tal vez la elección tuviese que ser presencial. Me parecería una pena que el sistema se cambie por este motivo y no porque el ministerio haya sido capaz de rectificar. Pero la verdad es que estamos desesperados, y cualquier razón nos sirve para conseguir la tan ansiada elección justa y transparente.