La Academia del hortelano

Alejandro Diéguez LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

Alberto Ortega | Europa Press

09 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La Real Academia Galega está disgustada. Así nos lo comunica por carta Margarita Ledo Andión, secretaria de la institución: «No nome da RAG debo manifestarlle o noso desgusto co feito de que recentemente a súa editorial publicase a obra de Emilia Pardo Bazán Los misterios de Selva baixo da responsabilidade do señor J. M. Paz Gago».

La RAG, no sé si todos sus académicos o solo su comisión ejecutiva, se disgustan porque damos a la luz un texto inédito de doña Emilia. El señor J. M. Paz Gago, citado así por la señora Ledo Andión, es catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidade da Coruña, fundó y dirigió la Revista La Tribuna: Cadernos de Estudos da Casa Museo Emilia Pardo Bazán y fue presidente de su comité científico hasta la reciente supresión de este puesto.

Argumenta la RAG su enfado hablando de «a confusa información sobre a procedencia dos manuscritos no prólogo do texto». Juzgue el lector: el prólogo ocupa apenas nueve páginas, pero en él se introducen seis citas directas al hecho irrefutable de que los textos permanecen en el archivo Pardo Bazán que se encuentra en la Academia. En una de ellas, la última, se dice textualmente: «Selva, (cuyos) dos borradores están conservados en su Archivo, cuidadosamente custodiado por la Real Academia Galega».

Prensa, radio y televisión de toda España han dado una gran acogida a la aparición del libro de doña Emilia. En todas las entrevistas, críticas o reseñas se ha hecho mención, como es lógico, a la Real Academia Galega. También es cierto que, cuando solicitamos grabar en su sede un reportaje para la televisión pública gallega, nos negaron el acceso. A pesar de ello le hemos propuesto a la RAG realizar una presentación en su sede. Se lo pedimos poco antes de recibir esta carta y aún no tenemos respuesta.

Pero todo ello no parece bastante a la RAG, que reclama la inclusión en la página de créditos de la procedencia de los textos. Esa página recoge los derechos de la edición y la obra de doña Emilia es de dominio público, de acuerdo con la Ley de Propiedad Intelectual. Pertenece al pueblo, no a la Academia.

En lugar de celebrar la publicación del inédito en el año del centenario de doña Emilia, la Real Academia Galega se disgusta. Se publica de la mano de un reconocido experto, es aplaudida por los medios de comunicación y se convierte en un éxito de ventas (va por la tercera edición en poco más de dos meses). ¡Qué mejor homenaje a la escritora coruñesa!

Pero no, la Real Academia Galega, en un comportamiento más propio del perro del hortelano, reivindica «derechos morales» y se disgusta. ¡Cuánto lo siento, señores de la Academia! Somos de los que creemos que la cultura, y también la lengua, son más fuertes si no se las reprime, si se les deja volar. No se apropien de nuestra cultura, tampoco de nuestra lengua. Regocíjense con nosotros de que hoy, en toda España, se esté leyendo ese texto inédito que ha permanecido «cuidadosamente custodiado» durante casi cincuenta años.