¡Si es que van provocando!

Pedro Armas PROFESOR DE LA UDC

OPINIÓN

25 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El entorno presiona para que uno se declare feminista o no, se manifieste a favor o en contra de la hija o la nieta de una gran diva de la copla, alabe o critique la emisión de una serie documental con exposición pública de una mujer abierta en canal. Sin embargo, cuando acapara los telediarios una tragedia terrible, con los elementos propios de un thriller de terror (mar tropical, infanticidio, cadáver de una niña metido en una bolsa de deporte, ancla para lastrarlo, madre destrozada), uno, más que posicionarse, tiembla ante el televisor.

La obviedad de la violencia machista como lacra social es repetida por políticos de todos los partidos; de todos menos uno. Sorprende que todavía no sea percibida así por el conjunto de la sociedad, a pesar de que las estadísticas sobre agresiones de esta índole resulten tan tozudas como crueles. Una cosa es la realidad y otra la percepción de la misma. Según una encuesta sobre percepción de la violencia machista en la sociedad gallega, presentada por la Secretaria Xeral de Igualdade en el Parlamento, uno de cada cinco gallegos no la considera un problema social de primer orden.

Más grave aún es que un 15 %, si conociese el caso de una mujer maltratada, no lo denunciaría, ni lo pondría en conocimiento de las autoridades, por motivos como: se trata de un asunto de pareja, no es un familiar o una amiga, ella no lo vería bien, él podría agredirme a mí. En vez de comprometerse, es más cómodo opinar sobre el machismo estructural, la relación con el alcoholismo, la herencia conductual, el cambio de valores o la importancia de la educación.

El que dicho pensamiento proceda sobre todo de los encuestados mayores nos hace ser optimistas para el futuro, pero no nos sirve de consuelo en el presente. El mismo porcentaje de gallegos todavía piensa que las mujeres víctimas de agresiones sexuales las han provocado o no han tenido precaución para evitarlas. Parece mentira que aún perdure aquello de: «¡Si es qué van provocando!».