Escrivá, Casado y Fierabrás

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaráiz Gulías PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA. MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

Ricardo Rubio

03 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las palabras del ministro Escrivá han servido para que la derecha española se agarre a un clavo ardiendo ante una semana infernal que ha transcurrido entre la revisión historiográfica de Casado sobre la Guerra Civil y su monumental enfado con el empresariado por ver los indultos de manera posibilista y firmar con Sánchez otro acuerdo del pacto social.

Por suerte para Casado, las torpes palabras de Escrivá le han servido para convertirse en el paladín de los baby boomers que, ingenuos de nosotros, descubrimos ahora que el Estado del bienestar se tambalea ante las crisis demográfica y económica que nos han azotado en estos últimos tiempos.

Quizás nadie se había dado cuenta de los recortes en la sanidad pública, nadie vio lo que ocurrió con los mayores en la pandemia, sin asistencia hospitalaria y tampoco nadie sabía que llevamos años retrasando la edad de jubilación y ya no nos jubilamos a los 65 años; y por eso, nos ha pillado a todos por sorpresa el descubrimiento de Escrivá sobre las pensiones, y ha tenido que salir Casado a proponer bajar los impuestos para salvar el Estado del bienestar. Y es que bajar los impuestos se ha convertido en el bálsamo de Fierabrás de Casado.

Pero también pudiéramos permitir que los inmigrantes supliesen nuestro déficit demográfico; eso sí, para no molestar a vox, los traemos a todos informáticos, científicos, matemáticos, como Alemania…; o quizás, teniendo en cuenta nuestros sectores primarios y el despoblamiento rural de las Españas, pudiéramos ver la alternativa de que se ganen la vida con sus manos en esos espacios abandonados. O también podríamos, de una vez, desvincular las pensiones de las aportaciones de los trabajadores y entender que la solidaridad intergeneracional tiene que referirse al trabajo y a los impuestos, que son la máxima expresión de la solidaridad.

Y dejar de pensar en las bajadas fiscales como bálsamo de Fierabrás electoral, para pensar en la verdadera utilidad de los impuestos, para seguir teniendo lo que tenemos, solidariamente.