Errores del pasado
Quiero expresar públicamente que todos y cada uno de nosotros tenemos un pasado, del cual, a veces, no nos sentimos orgullosos. Los errores están para aprender de ellos. Yo, como todos, también tengo un pasado con errores y aciertos. Desde aquí quiero aclarar que, las personas que tanto interés tenían en mi pasado podían haberme preguntado y yo hubiese contestado, en vez de hacerlo público con mofas y burlas. ¿Cual fue el error de mi pasado? ¡Mi inmadurez! Me fijé en un compañero de trabajo más joven que yo. De esto ya pasaron más de 30 años. Sí, soy culpable de creer que seguía siendo joven, de sentir atracción hacia él, de gustarme, su juventud, su pillería, su bondad, su carácter. Simplemente me transportó a los 20 años y no pensé más. Eso es inmadurez. Créanme si digo que no fue mal intencionado. Sí, me sentí mal cuando supe que tenía 17 años, a tres meses de los 18. Eso me hizo abrir los ojos, me encontré incómoda. No dije nada. Me fui apartando lentamente de la complicidad que había entre nosotros. Sentí vergüenza y le dije que no dijese nada. Vergüenza por dejarme llevar por la emoción de mi pequeña chispa, vergüenza por no estar a la altura de mi edad. A los 4 años más o menos se supo. Nadie tampoco preguntó al igual que ahora. Porque aunque me sentí mal, si me hubiesen preguntado qué había de cierto en todo, lo hubiese contado. A raíz de esta experiencia había aprendido a controlar mis emociones y dar paso a la madurez que me faltaba. De todos modos se sabía que algo había entre nosotros dos. Éramos compañeros, amigos, chispa. Solo sé que conocer sus años, me cortó la estupidez. Acusarme directamente con burlas y mofa no es una forma de querer saber mi parte. Fue más una intimidación, al menos así lo sentí. Han pasado 30 años y no sé a qué viene otra vez abordar la historia. Me arrepiento del mal que he podido causar y si he hecho daño, pido perdón. Del pasado se aprende mucho y mi vida la dediqué al trabajo y a la familia. M. T. G.