Los separatistas han tomado el poder en Cataluña. Tomar el poder no es empoderar. Empoderar es un viejo verbo castellano que ahora los politólogos usan para traducir el to empower inglés, como hacen con empoderamiento para traducir el empowerment. Empoderar es hacer poderosa a una minoría desfavorecida. Se puede discutir cuál es la minoría desfavorecida en Cataluña, si la separatista, la españolista, la silenciosa o ninguna, pero ellos no han tomado el poder para empoderar a los desfavorecidos.
Se hacen con el control de las instituciones y las finanzas catalanas de manera democrática. Acto seguido, negocian con el Gobierno sobre amnistía, referendo de autodeterminación, apoyo a los Presupuestos y, por supuesto, quita de la deuda y financiación estatal de infraestructuras propias (aeropuerto de El Prat). Eso sí, negocian bilateralmente, porque no se rebajan a participar en foros autonómicos, donde otros pueden acabar hablando de corresponsabilidad fiscal y solidaridad territorial.
Empoderar estaba en el diccionario desde el siglo XVI, antes de que existiese la Real Academia Española y mucho antes de que emitiese TV3. Entró y salió del diccionario, sustituido por apoderar, que significa dar poder a alguien. En el 2011 el 15-M lo recuperó para los discursos populistas y en el 2014 la RAE lo incorporó en su acepción actual, la de hacer fuerte a una minoría desfavorecida. Los separatistas, más que empoderarse, se han apoderado de Cataluña.
Dicen los españolistas que los separatistas dieron un golpe de Estado en Cataluña. Dicen los separatistas que, cuando se intervino la Generalitat, se dio un golpe de Estado en Cataluña. Es difícil dar un golpe de Estado donde no hay un Estado. Un golpe de Estado es una actuación por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes de un gobierno nacional legalmente establecido, desplazando a las autoridades existentes. Golpe a golpe, verso a verso, no es lo mismo empoderarse que apoderarse.