Pleitos entre hermanos

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

TONI GALÁN

15 ago 2021 . Actualizado a las 09:21 h.

No acaba de irse la pandemia. No obstante, este extraño año y pico que hemos vivido nos ha hecho reparar en el valor que la familia tiene en la especie humana. Personalmente, aunque sin vernos cotidianamente, nunca hablé tanto con los míos. Especialmente quiero reivindicar la figura de los hermanos. 

Como letrado especialista en Derecho de Familia sé que los hay que ni a la cara se miran. Pero esos son excepciones. Malos entendidos que no se aclararon a su debido momento y que el tiempo se encargó de encallecer. Salvo esos contados casos que incluso la literatura convirtió en tópico, los hermanos son fundamentales en la vida de toda persona que tiene la suerte de tenerlos. Uno se casa y tal vez en unos años se está tirando los trastos a la cabeza con aquel que le prometió amor eterno. Es cuestión de suerte.

Con los hermanos es distinto. Imagino que será cuestión de ostentar una procedencia común. Los genes marcan mucho. Una discusión entre hermanos debiera durar lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Curiosamente, a medida que pasan los años, ese vínculo se va estrechando. Una reunión entre ellos es lo más reconfortante que puede haber. Momento para recordar vivencias, risas y llantos. Añorar a los que ya no están y disfrutar de los recién llegados. Llamarse, en ocasiones para no decirse nada. Los pleitos más duros de tramitar son los que litigan hermanos entre sí. Van a la yugular porque no saben reconocer lo que se están perdiendo.

Si tuviera que dejarme cortar la cabeza por alguien sin duda los dos que la vida me ha dado ocuparían puestos preferenciales. Y no por ser mejor o peor que el resto. Simplemente son los míos.