La escena dio mucho que hablar. Isabel Díaz Ayuso se disponía a condecorar a Nacho Cano con la Gran Cruz del 2 de Mayo. Pero el músico madrileño se quitó la banda con la distinción y se la dio a la «buena» presidenta madrileña, por «ser tan valiente», convirtiendo un acto protocolario en un mitin. Dos días después había elecciones. Y pasó lo que pasó: una enorme victoria de la política trumpista que presume de darle problemas a Sánchez, pero que realmente le quita el sueño a su teórico jefe, Pablo Casado.
Tres meses después, en agosto, la conexión entre el compositor de éxitos como La fuerza del destino y la lideresa madrileña se hizo más estrecha. Trascendieron dos noticias que alborotaron las redes. La primera, que habían compartido vacaciones en Ibiza. La segunda, la cesión durante cuatro años de un solar municipal por parte del ayuntamiento de Madrid que preside Almeida. Y sin concurso. Hubo quién atribuyó la medida a oscuras conexiones. ¿Alguien se lo puede reprochar?
La parcela tiene historia. Allí José Luis Moreno quiso levantar un complejo faraónico. Y ahora Nacho Cano recoge ese testigo. Se convirtió en trending topic al desvelar su proyecto: un megacomplejo con forma de pirámide azteca de 30 metros de alto. Con un aparcamiento con 400 plazas. Si no triunfa, ¿lo rescatará Ayuso como hospital o como vacunódromo en la próxima pandemia?