
Los gallegos relacionan el éxito en el sector textil con la capacidad para competir en un contexto de librecambio globalizado. No siempre ha sido así. La incipiente industria del lino gallego se hundió en el siglo XIX debido a la protección arancelaria de la industria del algodón catalana. El proteccionismo es por definición nacionalista, aunque entonces el nacionalismo era español, no catalán. Los Borbones del XVIII ya eran proteccionistas, los gobiernos liberales del XIX también. Antes de perder las colonias americanas, Cataluña consiguió el monopolio del comercio textil con ellas gracias a leyes proteccionistas. El proteccionismo textil continuó con Cánovas, Sagasta, Primo de Rivera, Azaña, Franco... Proteger los intereses de la burguesía industrial catalana era proteger la industria textil española, pues estaba casi toda allí.
El nacionalismo catalán se apropió de la causa. Todo valía para «hacer país», aunque fuese a costa del resto. No quedaba más industria textil que la catalana; no quedaba otra opción que comprar a un alto precio paños y prendas fabricadas en Cataluña. No había venta online. Como el mercado dependía del transporte, en Cataluña se construyó el primer ferrocarril, se montó la red de cercanías, se conectó las capitales por AVE. En Galicia el AVE acaba de llegar; ya veremos cuándo llega la conexión interna. No obstante, en la era de Internet y de los contenedores, la conexión y la venta textil son otra cosa.
La entrada en el mercado común europeo redujo el proteccionismo textil, más que la entrada en la democracia, pues el régimen pujolista siguió chantajeando al Estado (infraestructuras de transporte, posición estratégica en el sector energético). Pero la irrupción de Inditex, desde la periferia de la periferia, sin proteccionismo estatal ni subvenciones públicas, y la democratización de la venta online pusieron en evidencia que el nacionalismo textil se había quedado obsoleto.
La política va a remolque, repleta de contradicciones. Por ejemplo, si Vox es neoliberal, se supone que debiera ser partidario del librecambio, del liberalismo económico; pero, como ante todo es enemigo de los nacionalismos periféricos y defensor del nacionalismo español, propone medidas proteccionistas en materia industrial. A ver si catalanistas y españolistas van a coincidir a la hora de plantear una vuelta del proteccionismo, a diferentes escalas, mientras en Inditex a nadie se le ocurre crear un departamento de nacionalismo textil.