La política española se ha gripalizado. Y será ya difícil desgripalizarla porque, como en el comer, en el gripalizar todo es empezar. Aunque Pedro Sánchez ha anunciado ya tres veces su victoria sobre el covid, la pandemia es un tsunami vírico que infecta a 170.000 españoles cada día (como toda la población de Burgos, para entendernos) y echa por tierra cualquier ilusión de que esto acabe pronto. Antes de las generales del 2023, queremos decir. Los servicios de salud y los hospitales están saturados y amenazan con estarlo más. ¿Solución? Cambiémosle el nombre a la enfermedad y dejemos de contar a los contagiados. El covid se gripaliza y el problema se acaba. Uno ya no morirá de covid, sino de gripe, y los hospitales no estarán colapsados, sino gripalizados.
Lo de la gripalización ya lo inventó Rajoy cuando decidió que de su boca no saldría nunca más el nombre de Luis Bárcenas, que pasó a ser «ese señor del que usted me habla». Ahora, Casado y García Egea le copian el método y, en un maravilloso juego de muñecas rusas, ellos no hablan de Rajoy y mucho menos de Bárcenas, con lo que gripalizan cualquier problema pasado de corrupción en el PP. Pero Sánchez está dispuesto a gripalizarlo todo. Como las cifras de crecimiento del PIB español se parecen como un huevo a una castaña a las previsiones del Gobierno, la solución es gripalizar el PIB. Y por eso Calviño habla del «PIB diario», que vaya usted a saber lo que es, y dice que el concepto de PIB clásico ya no refleja el crecimiento real.
¿Cómo te quedas? Pues hay más. Como el INE, prácticamente la única fuente fiable de información que ofrece series históricas completas de datos económicos, tiene la funesta manía de corregir a la baja todas las previsiones de crecimiento que hace el Gobierno, Sánchez gripaliza el INE. Los datos reales no son los que registra el INE y los buenos son los míos. La ocurrencia ha tenido éxito, porque no pocos analistas compran la milonga de que si el empleo sube, es el INE el que está midiendo erróneamente el crecimiento del PIB, y no el Gobierno el que engorda artificialmente las cifras de empleo. O sea, que se gripalizan los datos del INE y España está creciendo por decreto lo que dice Sánchez.
Y el cuento vale para todo. ¿Graves tensiones políticas en la coalición? No hay. Están gripalizadas y son solo molestias estacionales. ¿Problema lingüístico en Cataluña? No existe. Se ha gripalizado. Lo del 25 % es solo tos. Siguiente. ¿Cesará al ministro de Consumo por decir que España exporta carne de baja calidad y contamina los acuíferos? Lo lamento. ¿Cómo? ¿Le destituirá o no? No lo voy a cesar por una simple gripe. Otra. ¿Por qué dejan intacta la reforma laboral de Rajoy si dijeron que la derogarían íntegramente? No hay contradicción. Simplemente, se ha gripalizado el mercado de trabajo. Y aquello que antes era gravísimo, como el abaratamiento del despido a solo 20 días por año trabajado, ahora es asumible porque al extenderse tanto el despido barato se ha convertido en una simple gripe laboral. Y así, todo.