El día que falte Ciudadanos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Fernando Alvarado | Efe

27 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El partido político Ciudadanos, extraparlamentario en Galicia, se marchita penosamente en el resto de España. Las encuestas lo despedazan y producen un efecto de rechazo que seguramente hacen preguntar al público de qué sirve votarlo, si votarlo es tirar el voto. Eso es una consecuencia terrible de los sondeos de opinión. El Partido Popular dedica todos sus esfuerzos a destruirlo, incluso contrató a un experto dedicado a esa finalidad, porque la dirección del PP sabe que su única forma de crecer en las urnas es con los votos de Inés Arrimadas y ese trabajo está siendo recompensado: cada punto que sube el PP en Castilla y León y en el resto del país es un punto que pierde Ciudadanos.

La maquinaria de destrucción funciona perfectamente y ahora aparecieron otros sorprendentes aliados de los afanes de Pablo Casado: los nacionalistas del PNV y los populistas de Podemos. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, declaró en Onda Cero que, si Pedro Sánchez busca el apoyo de Ciudadanos para aprobar el decreto de reforma laboral, pone en peligro la legislatura. Su argumento es que Ciudadanos representa la peor derecha, quizá porque esta fuerza política se opone al concierto económico del País Vasco. La consecuencia es que, como Ciudadanos solo tiene diez escaños y el PNV se niega a ser el complemento, la reforma laboral sigue en el limbo. En cuanto a Podemos, ya vetó a Ciudadanos en la aprobación de los Presupuestos del 2021 y su temor es que Sánchez cambie de socio. Inútil temor, porque Sánchez malamente se arriesgará a pactar con Arrimadas: un superviviente nunca se agarra a quien tiene una vida limitada.

Resultado final: por unas razones u otras, los partidos del arco parlamentario coinciden en echar a empellones a Ciudadanos de cualquier mesa del poder y sus proximidades, como si fuese un grupo de apestados. Como este partido también hizo méritos al no ofrecer una coalición a Sánchez cuando tenía 50 diputados, se le puede aplicar el refrán: entre todos la mataron y ella sola se murió. Por su desaparición en Madrid se produjo el fenómeno Ayuso. Castilla y León puede seguir certificando la defunción y poco bueno se puede esperar de lo que venga después.

Personalmente me da pena. Políticamente es muy mala noticia. El día que Ciudadanos desaparezca de la escena parlamentaria, desaparecerá la esperanza de tener un partido de centro que permita una gobernación moderada. Con los datos electorales que hoy tenemos, el Partido Socialista seguiría condenado a pagar los precios que ya paga a radicales, populistas e independentistas. Y un Partido Popular sin un liderazgo como el de Feijoo en Galicia está irremisiblemente condenado a esta alternativa: u obtiene una improbable mayoría absoluta, o se pone en manos de Santiago Abascal y de Vox. No parece un futuro muy alentador para quienes todavía creemos en la moderación.