Facultad de Medicina: fomentar el talento
OPINIÓN
La selección en el MIR sigue siendo un procedimiento que capta la dedicación y el esfuerzo, y, aunque algunos mentores digan que no discrimina las habilidades necesarias para ejercer las diferentes especialidades, sigue siendo el procedimiento más justo y equitativo. Además, no tiene la deformación antifemenina que opera en procesos de selección y promoción del personal en otras áreas.
Todo ello ha hecho posible que Sofía Haselgruber de Francisco sea la número 1 del MIR 2022. Es de Lalín y estudiante de la Universidad de Santiago. En las múltiples entrevistas concedidas a los medios de comunicación, no se da la importancia que merece, esconde su éxito en el esfuerzo de los demás. Es el «yo en segundo término» de una persona lúcida y discreta, pero conocedora de que los profesores se lo merecen. Viene de lejos. José María Segovia de Arana, que acababa de abandonar su cátedra de Santiago de Compostela, fue una de las mentes preclaras que supieron vender el sistema MIR a los responsables de la Administración en plena dictadura.
La Facultad de Medicina de Santiago repite por segunda vez, en tan solo tres años, con el número 1 del MIR. No cabe duda de que el escenario es el adecuado y los actores docentes unos buenos enseñantes, capaces de despertar tanto interés por aprender. Sofía confiesa que va a elegir la especialidad de Dermatología, para compaginar la clínica con la investigación. Excelente opción, aunque insiste en que la asistencia sanitaria está basada en la medicina de familia y reconoce el papel clave de sus profesionales durante la pandemia.
Es bueno que se dé cuenta de las dificultades de otros. El sistema sanitario necesita una mayor cohesión, que posiblemente ocurrirá cuando los primeros números del MIR, como Sofía, elijan Medicina Familiar y Comunitaria, reconociendo el lugar que le corresponde a esa especialidad a la hora de resolver la mayoría de los problemas de salud y enfermedad de la población.
Disfrutará con una profesión de entrega a los demás. Tendrá tiempo para aprender a curar y relajarse al piano, instrumento que le apasiona. En este tiempo en que parece que se hace realidad la frase de Maruja Mallo, «la vida de este planeta es arte, ciencia o guerras», es una buena corazonada que el apellido de Sofía tenga una coincidencia fónica con el del compositor Franz Grüber, autor del más hermoso villancico, Noche de Paz. Que el arte y la ciencia nos arropen con la concordia y la amistad, en este tiempo convulso para la humanidad.