El silencio de Putin

Cristina Sánchez-Andrade PREMIO DE PERIODISMO JULIO CAMBA

OPINIÓN

LISI NIESNER | Reuters

14 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

María, la conserje de mi edificio, es ucraniana. Es licenciada en Matemáticas y habla cinco idiomas, entre ellos el ruso, por supuesto. En la conserjería, el pequeño espacio en el que pasa ocho horas al día, no cabe un libro más. Pero últimamente no lee, ni sonríe; se le ve mala cara. El primer día del ataque de Putin a su país, cuando le pregunté si sabía algo de sus familiares, casi no podía ni respirar. No tenía comunicación por internet y las líneas de teléfono no funcionaban. No sabía si sus hermanas y sobrinos estaban con vida. «Usted no puede ni imaginar como son los rusos», me dijo. «Cuando yo llegué aquí hace veinte años, no podía creer que uno pudiera ir por la calle libremente, sin que nadie te fiscalice. Ahora van a la guerra guiados por ese loco. Les promete una botella de vodka y ya no les tiene que decir nada más».

Afortunadamente, a día hoy, María ha recobrado el contacto. Sabe que sus familiares están con vida, pero aún así ha dejado de sonreír. Al pasar por delante de la conserjería, tiene siempre la mirada fija en el móvil. Dice que está viviendo la peor pesadilla de su vida.

Hay un personaje en un cuento de Heinrich Böll (Los silencios del doctor Murke) que se dedica a coleccionar los silencios, las dudas, las respiraciones de los políticos. Vive en la terrible época de la Alemania de posguerra y trabaja en la radio. Una de sus tareas es preparar las cintas grabadas para su emisión. Debe revisarlas, y hacer cortes, para evitar las pausas innecesarias. Pero no tira esos trozos, sino que los guarda en una caja. Cuando llega a casa, los monta y los escucha en el silencio de la noche; le ayudan a dormir.

Por primera vez desde finales de diciembre, Putin rompió su silencio al advertir que Occidente ha ignorado las ridículas y prepotentes garantías de seguridad exigidas por Moscú. Ojalá que, como el personaje de Heinrich Böll, también hubiéramos podido manejar su silencio. Sin duda nos ayudaría a dormir.