Mi club y las grandes vergüenzas
Hace unos días el Real Club Deportivo de A Coruña conmemoraba una gesta como fue la conquista de la Copa del Rey en el Estadio Santiago Bernabéu ante el laureadísimo Real Madrid. 26.000 coruñeses acompañamos al equipo y disfrutamos con el triunfo que supuso dejar sin fiesta al Madrid en su celebración del centenario. Hoy y desde la comodidad de un sillón en mi casa y a través de una plataforma de televisión he sufrido una de las grandes vergüenzas de mis 54 años de socio de mi querido Dépor. Soy consciente de que la situación por la que ha tenido que atravesar nuestro equipo hace que nos encontremos deambulando por campos de fútbol en los que ni aún en malos sueños creíamos tener que jugar. Se puede jugar mal, tener mala suerte, fallar un penalti o que el árbitro sea un enemigo más. Pero todas esas circunstancias se producen solo un par de veces. Nuestro Dépor, mejor dicho, sus jugadores no están a la altura del escudo que lucen en su camiseta. El entrenador (uno más de los muchos que han pasado en estos últimos años), no sabe dar con la tecla para que los futbolistas rindan como se esperaba de ellos. La ventaja que acumulaba nuestro equipo hace tan solo unas semanas se ha evaporado y estamos en peligro de no clasificarnos ni siquiera para jugar la liguilla de ascenso. Dejo para el final a los jugadores cuya apatía es sonrojante, su pretendida superioridad solo parece existir en los entrenamientos. Mi admiración a los aficionados. El juego es eso juego, pero para ganar hay que echarle el mismo o superior coraje que el adversario. Juan José Lojo Fandiño. A Coruña.
Non se pode ser equidistante
Chechenia, Afganistán, Crimea, Siria, Osetia, Dombás, Bielorrusia, Nagorno Karabaj, Georgia, Prígorodni Oriental, Abjasia, Daguestán, Pankisi, Ayaria, Ingusetia, Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán, Kazajistán... Irak, Irán, Serbia, Croacia, Kosovo, Bosnia, Montenegro, Yemen, Palestina, Panamá, Haití, Granada, República Dominicana, Nicaragua, Líbano, Libia, Somalia, Filipinas... incluso España (en Cuba)... Despois de tantas guerras, conflitos, intervencións, invasións, guerras civís... onde soldados de EE.UU. e/ou de Rusia meteron algo máis cos narices nos séculos XX/XXI. De verdade: pódese ser equidistante coa invasión de Ucraína? Non!
Sobran todos os «razonamentos maniqueístas» nas redes sociais que só amosan un narcisismo ideolóxico tan «puro e incoloro» que xa cheira, e falta máis contundencia teórica e práctica para parar esta guerra, e deixarse de revisións e leccións históricas, porque máis ben son «histéricas», xa que logo os mortos non entenden de razóns, e os vivos vemos a cotío a irracionalidade do homo sapiens. Antonio O. Ferreiroa. Baños de Molgas.