Cuando parece que salíamos de una pandemia nos encontramos con que el siglo XXI llama por fin a nuestra puerta. La invasión de Ucrania nos mete en el nuevo siglo con algo de retraso en el calendario, de manera parecida a como fue la entrada en el siglo XX con el atentado de Sarajevo. La invasión de Ucrania por Rusia aclara muchas cosas que ya se venían insinuando en los últimos años y esperemos que sirva a Europa para despertar de su letargo; el lenguaje del nuevo siglo ya no va de las luchas de ideologías con las que entretuvimos el siglo anterior sino del nítido enfrentamiento entre Estados liberales y cleptocracias iliberales: es lo que aporta la globalización.
La propia USA se asomó a ese precipicio cuando Trump perdió las elecciones y solo la solidez de sus cada vez más debilitadas instituciones consiguieron frenar el golpe. Como toda gran crisis es siempre una gran oportunidad, parece que la UE, por primera vez en muchos años, camina por la misma senda: la de la protección del mayor espacio de libertad y convivencia que hoy existe en el mundo. Para ello convendría comenzar a planificar, de una vez, una verdadera política exterior común, conformar de una vez un verdadero ejército común y todo ello financiado por una verdadera política económica y fiscal común. Eso nos daría la oportunidad de convertirnos en una verdadera potencia mundial de primer orden con capacidad no solo defensiva, sino ofensiva, en la protección de un sistema político mundial bajo la forma democrática y hacerlo de una manera mucho más barata y eficaz.
Para concluir de una vez esos Estados Unidos de Europa y cumplir de paso el sueño de los padres fundadores de la CECA, solo haría falta ceder más soberanía. La actual crisis de Ucrania parece que puede ayudar, puesto que tanto polacos como húngaros le han visto por fin las orejas al lobo. Todo ello ocurre cuando quedan en evidencia las disparatadas teorías políticas de esos movimientos totalitarios europeos que veían con simpatía las evoluciones de Putin, sucediendo lo mismo con esos nacionalismos varios que campan por todo el continente propagando ensoñaciones fatuas.
Es hora de ponernos con Europa, que la cosa va en serio.