Momento Feijoo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

Juan Manuel Serrano Arce | Europa Press

19 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Y don Saturnino Núñez escuchó en silencio la llamada de su hijo que le comunicaba que acababa de ganar por mayoría las elecciones gallegas. Pasaron segundos hasta que Alberto pudo oír su respuesta: también ganó el Deportivo.

Es una de las muy escasas anécdotas en el perfil humano y familiar de Alberto Núñez Feijoo, que vuelve a la vieja nave nodriza de la calle Génova para enderezar el rumbo del Partido Popular tras los bandazos de un equipo de jóvenes ambiciosos carentes de pulso político.

Vuelve el hasta ahora presidente del partido conservador gallego a Madrid, que volverá a acogerlo cordialmente, recibiéndolo con una de mis frases lapidarias que asegura que lo mejor de Galicia es precisamente Madrid. Lo que despista a la legión de feijologos que brotan como las setas en noviembre para subrayar ciertas indefiniciones del carácter galaico del todavía presidente de la Xunta, que creció en sus primeros pasos políticos bajo la protección de una de las personalidades con más cultura política y mejor savoir faire del panorama de la gestión publica: Romay Beccaría. Y de allí, a la sanidad pública del Estado y a la dirección de Correos, en un máster que lo conduciría a la Xunta, donde revalidó cuatro mayorías absolutas en su presidencia.

Ya me había acostumbrado a que su permanencia fuese habitual, y espero que su paso a Madrid no sea como trasladar la plaza del Obradoiro a la calle de Alcalá o la Torre de Hércules a la Gran Vía. No es que no lo vea de presidente del Gobierno de España, acaso es por sentir cierta nostalgia por haber abandonado Galicia. Lo voy a echar de menos.

Es Núñez Feijoo un socialdemócrata de derechas, malgré lui, un político maduro, sénior, firmemente sosegado, tan presidencialista como posibilista, que sabe escuchar distinguiendo los halagos de los consejos.

Mantiene un discurso eficaz en el cuerpo a cuerpo que puede en ocasiones resultar sorprendente.

Tiene por delante retos mayúsculos, entra en liza en un panorama político, social y económico de una complejidad poliédrica, tendrá que luchar contra todos los elementos imaginables, fuera del remanso gallego, que comenzaba a quedarle pequeño.

No sé quien será su sucesor al frente de la Xunta, ni si se llevará a Rueda a Madrid, quizás el brillante Pedro Puy o el eficaz Román Rodríguez entren en la quiniela sucesoria. Ya se verá, porque ahora es el momento Feijoo, y ojalá el Dépor vuelva a ganar todos los domingos.