De botánica y financiación autonómica

Simón Rego Vilar CONSELLEIRO DO CONSELLO DE CONTAS DE GALICIA

OPINIÓN

María Pedreda

06 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En botánica, el envés de las hojas de las plantas suele tener menos color, a lo sumo puede llegar a ser del mismo color que el haz o cara superior. En financiación autonómica, el haz son los ingresos del sistema, los debates acalorados sobre la infra o sobrefinanciación respecto a los pares, el envés suele ocupar mucho menos espacio en los debates: la calidad del gasto público.

Si no podemos hablar de medición, el debate es monopolizado por los recursos y no por cómo éstos se traducen en resultados. En la última misión periódica del FMI a España fue noticia la apelación, reiterada para la zona euro en días pasados por la directora gerente, Kristalina Giorgieva, a que con el tiempo se tendrá que reducir la deuda a niveles más prudentes y crear margen fiscal para responder a shocks futuros, a través de planes de ajuste creíbles para cuando la expansión esté consolidada. En ese mismo análisis también se plantea, aunque no lo parezca, la necesidad de que la racionalización del gasto público incluya mejoras en la eficiencia, fundamentadas en evaluaciones de políticas públicas, y esto no va de plazos de tramitación de expedientes administrativos.

Los fondos Next Generation EU suponen una oportunidad única para el impulso de la productividad del sector público, en la línea del nuevo esquema de gestión en torno a la condicionalidad del gasto, en el que las aportaciones comunitarias no están vinculados a gastar-absorber conforme a normas y procedimientos, sino al rendimiento de la financiación, esto es, a la evaluación favorable de la Comisión, en torno a si los hitos (cualitativos) y objetivos (cuantitativos) acordados han sido cumplidos «satisfactoriamente».

La financiación está vinculada al rendimiento del gasto. En el Programa de Recuperación y Resiliencia de España se avanza el énfasis en la evaluación ex ante (análisis coste-beneficio, análisis coste-efectividad) y otros países como Italia, llegan a asignar 30.600 millones de euros de fondos nacionales alineados directamente con este nuevo esquema. Bélgica plantea integrar las revisiones de gasto en los ciclos presupuestarios de todos los niveles de gobierno o Francia la identificación en las evaluaciones, del gasto más eficiente de cara el crecimiento, la inclusión social o las transiciones gemelas: ecológica y digital. Los precedentes no son demasiado halagüeños con este modelo, ya experimentado por la Comisión en el período 2014-2020, llámese financiación no vinculada a costes o Joint Action Plans (solo Polonia hizo una propuesta, acabando por desistir) o reservas de eficacia, en las que de no haberse modificado de forma intensa los hitos e indicadores solo podría haberse liberado el 56 % de los 20.000 millones de euros asignados del gasto en cohesión comunitario. Esperemos que se cumpla aquella máxima de Bismarck y los errores ajenos.

En síntesis, bienvenido el debate sobre el haz, pero no desaprovechemos la oportunidad de conocer el envés de la calidad del gasto público, y no solo del comunitario, llámese spending reviews o enfoque evaluador en las auditorías operativas de los órganos independientes de control externo como el Consello de Contas de Galicia. Antes de que sea urgente.