Transnistria y Rusia

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

ROBERT GHEMENT | EFE

04 may 2022 . Actualizado a las 17:06 h.

Hemos leído ya demasiadas noticias sobre las masacres rusas en Ucrania para confiar en la respuesta de las grandes potencias occidentales (EE.UU., la Unión Europea, etcétera). De hecho, lo que hemos visto es a unos valerosos ucranianos que, solos y mal armados, aún resisten los feroces y brutales ataques de las tropas rusas. Mientras, presidentes occidentales, como el estadounidense, Joe Biden, (de mensajes casi ininteligibles), el francés Emmanuel Macron (sostenedor de una grandeur sin grandeza militar), y hasta el español, Pedro Sánchez, se han lucido en vanos e inútiles discursos, con aportaciones prácticamente insignificantes. ¿Y qué decir de nuestro Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea que preside Ursula von der Leyen? No se ve ni una actuación de la UE que pueda evitarle a Ucrania el triste destino que le quiere imponer una Rusia menos fuerte de lo que imaginábamos, pero más decidida a seguir.

El pasado mes de enero escribí en estas páginas un artículo sobre la república de Transnistria, una región separatista de Moldavia que comparecía como prorrusa. Transnistria, con casi 500.000 habitantes, aún se llama oficialmente República Moldava del Dniéster (o Pridnestrovia), y no ha sido reconocida por ningún Estado miembro de la ONU. Pero sus ciudadanos disponen de tres pasaportes: uno ruso, otro moldavo y un tercero de Transnistria. Y allí conviven eurófilos y rusófilos. ¿Iba a desaprovechar Rusia la oportunidad de intentar extender sus fronteras hasta incluir Transnistria? Todo parece indicar que ese tiempo ha llegado, mientras la ONU, EE.UU. y la UE se limitan a contemplar el espectáculo con la esperanza de que no ocurra. Es decir, con la misma actitud con la que siguen contemplando la invasión de Ucrania.

Esto todavía no ha terminado, ni quedará así, advierten algunos grandes líderes occidentales, quienes aseguran que Putin pagará cara su osadía. Pero la realidad es que Rusia no ha avanzado más porque no ha podido, porque la han frenado los ucranianos, pero lo que sí es seguro es que avanzará tanto como pueda. De esto deberían de estar convencidos los líderes del llamado mundo libre. Transnistria parece ser el nuevo objetivo.