Objetivo: Margarita Robles

Fernando Hidalgo Urizar
fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

ALBERTO ORTEGA - EUROPA PRESS | EUROPAPRESS

04 may 2022 . Actualizado a las 15:13 h.

No la pueden ni ver. Ni los independentistas, ni los podemitas. Margarita Robles se convirtió casi desde el principio en una especie de bicha para ciertos extremismos que lo mismo ven en ella una política de derechas infiltrada en el PSOE o la encarnación de la unidad de España.

No hay que olvidar las declaraciones de Ione Belarra en su momento: «Es la ministra favorita de los poderes que quieren que gobiernen PP y Vox». Pero la cosa se ha puesto mucho más dura últimamente con el caso del espionaje de Pegasus, primero a los soberanistas catalanes y después al presidente del Gobierno y a la propia ministra de Defensa. Y es aquí donde los cañones no solo han apuntado sino que han disparado contra Robles. Llegando al extremo de considerarla responsable en cualquier caso y circunstancia de todo lo que haya pasado. Y ello, a pesar de la cantidad de información que nos falta a todo el mundo para poder hacer un sensato análisis.

Sin duda, quien más se ha manifestado estos días ha sido el exvicepresidente Pablo Iglesias, que por mucho que dimitiera de sus cargos en su momento no abandona la gresca política ni un minuto. «Margarita Robles es el caballo de Troya del Estado en el Gobierno», dijo Iglesias acusando a la ministra socialista de participar de alguna manera en lo que él llama Estado profundo, o bien las cloacas del Estado.

Pero al ex líder de Podemos le vale cualquier cosa contra Margarita Robles. Si los independentistas fueron espiados, ella debe dimitir. Si ella dice que había motivos para espiarles, ella debe dimitir también. Y si un agente extranjero ha accedido al teléfono de Pedro Sánchez, ella debe dimitir inmediatamente. «La primera obligación de un ministro del Interior y de una ministra de Defensa es proteger al presidente del Gobierno. Si no han podido proteger el teléfono móvil del presidente, por mucho que se coloquen también como víctimas, creo que su situación es insostenible», dice Iglesias.

Margarita Robles se ha convertido en una pieza de caza mayor para el socio de Gobierno de Pedro Sánchez. Primero, porque el ministerio que representa nunca ha sido santo de la devoción comunista. A cualquier podemita le sale un sarpullido solo con que se mencione al ejército o a las fuerzas de seguridad del Estado. Pero, además, consideran a la ministra (por cierto, la política mejor valorada por los españoles desde su nombramiento, tanto en las encuestas del CIS como en otras de carácter privado) un referente ideológico para la derecha que no se sabe muy bien qué hace en el Partido Socialista. Al mismo tiempo, desde el frente catalán consideran a Robles un enemigo a derribar porque se ha significado como nadie en defensa de la unidad de España, incluso en momentos en los que desde el Gobierno se intentaba poner cierta sordina a todo lo que tuviera cierto aroma de patriotismo.

En cualquier caso, parece obvio que el escándalo Pegasus difícilmente se llevará por delante a la ministra. Por mucho que le frustre a Iglesias.