Ni tutelas ni tutía
OPINIÓN
Una vez más, Feijoo ha recurrido a la conocida frase de Fraga para dejar el partido en manos de Alfonso Rueda. No era la primera vez que utilizaba esta expresión que Fraga inmortalizara mientras le entregaba el partido a Aznar, ya lo hizo tras la campaña electoral del 2020 para hacer referencia al voto de los gallegos y a su cuarta mayoría absoluta.
Y no es una declaración menor, después de lo acontecido a Casado, al que más bien pareció aplicársele la condición de «si no hay tutía hay tutela», porque la gran diferencia entre Fraga y Feijoo es que el primero pronunció esa frase mientras se retiraba definitivamente a Galicia, y Feijoo lo ha hecho mientras asume el poder del Partido Popular en Génova.
No se trata solo de un mensaje para Rueda, las palabras de Feijoo están dirigidas también al resto de los notables del PPdeG. Feijoo habló de un equipo y un líder, sus palabras buscaron en todo momento lo colectivo, lo negociado, lo construido para su sucesión; pero él sabe mejor que nadie que el PPdeG solo tendrá éxito con un liderazgo fuerte, y si no es así habrá que cambiar todo el modelo.
Por eso es necesario que la presencia negociada de ese equipo no impida la construcción del liderazgo fuerte de Rueda. Y para eso se necesitan dos cosas, a saber: que no haya en el equipo una búsqueda excesiva de protagonismo, y que Génova no intervenga en exceso en Galicia. El PPdeG necesita el protagonismo singular de Rueda.
Esas son las condiciones de construcción del liderazgo, cualquiera que se dedique a la política lo sabe, con todos los peligros que eso encierra. Y cuando empieza a haber demasiados protagonistas asomando la cabeza, los ciudadanos no reconocen al líder, no ven el poder. Porque, por encima de todo, liderazgo es una expresión de poder, y ese poder tiene que verse, cuanto más indiscutible más fácil; con todas las contradicciones que esto tiene para la democracia.
Por eso la frase de Feijoo, aun siendo una declaración contundente, no aclara el terreno, porque dice, por un lado, «allá vosotros», pero al hacerlo deja dos posibles caminos: el primero se vehicula por el control del presidente del partido, mientras que el segundo conduce al espacio negociado en que se ha construido su candidatura.
Ahí nace la importancia de Paula Prado, la nueva secretaria general puede ser una ejecutora o un árbitro, y según se convierta en una de estas dos cosas fortalecerá o debilitará el liderazgo de Rueda, es así de simple. Los roles, aunque no sea teatro, son fundamentales en política. Miguel Tellado fue siempre un ejecutor, su trabajo es fundamental para comprender cierta mesianización de Feijoo. Quizá no hay que llegar a ese punto, pero los partidos son el instrumento fundamental para construir los liderazgos en nuestro tiempo, y quien controla el partido genera los recursos de esa construcción.
El primer trabajo del nuevo tiempo es construir ese liderazgo, porque sin liderazgo no hay tutía, y, entonces, habrá tutelas.