Hace solo unos días le preguntaron a Mercedes Milá qué haría ahora si volviera a televisión y respondió alto y claro: «Un programa de adolescentes, son los grandes olvidados». Y no puede tener más razón la presentadora que, por cierto, en los años noventa llenaba también los platós con público joven que debatía entonces sobre el uso de los preservativos y otros métodos anticonceptivos. Me acuerdo de aquello, como de aquel programa que en los setenta sonaba con aquella sintonía: «Gente, gente joven...», de donde salió Isabel Pantoja cuando era una cría, o los hermanos Cano con Ana Torroja haciendo una versión de Al alba, al alba... En los ochenta y noventa llegarón Tocata, Sabadabadá, El Kiosco, 3,2,1 Contacto, La bola de cristal, Música Sí o Hablando se entiende la basca, con un jovencísimo Jesús Vázquez como presentador. Despuntó en esa época Penélope Cruz, y de ahí salieron rostros conocidos como Verónica Mengod, Alaska, y otros muchos jóvenes que refrescaban la parrilla. Algunos rozaban los 20 años y otros aún ni los habían cumplido. Esa tele estaba enfocada a los chicos y chicas que encontraban en los canales un reflejo, más o menos próximo, de su mundo. Hoy en día, en cambio, es imposible ver a un crío de 20 años que presente un programa o les hable a los adolescentes de sus historias. Tiene razón Milá. La tele es cosa de personas mayores, que recuerdan Gente, gente joven...