Orina y cosas peores en las calles de Santiago
Salgo de mi casa en Curros Enríquez una mañana cualquiera de un martes cualquiera y me encuentro con el pertinente charco de orina en el portal que rocía toda la pared. Subo por la calle y están limpiando en todos los portales de la calle residuos semejantes. Cruzo y en la esquina de Gómez Ulla una mujer se emplea a fondo en la limpieza de las escaleras de la calle. Le pregunto si a ellos también les orinan en el portal y me contesta que no solo eso, también defecan en el portal, lo echan en los buzones y les estrellan vasos de cristal en la pared. Sigo caminando por República del Salvador y parece que la situación mejora, hasta que llego a Alfredo Brañas y otra vez me inunda un profundo e insoportable olor a orín.
Este es el panorama diario de los vecinos de varias calles de Santiago, que tienen que resignarse a que los portales de sus casas se hayan convertido en urinarios, cuando no en otras cosas, y a dormir cada vez peor más días a la semana por el ruido y la algarada que se produce de madrugada. Se añade todos los gastos que todo esto genera en limpieza y reposición de lo que se rompe y destroza.
El tema es bien conocido por los que podrían y deberían tomar medidas: los propietarios de los locales de donde salen todas las personas que provocan el ruido y realizan actos vandálicos en calles y portales, y el Ayuntamiento de Santiago. Pasan los meses y la situación sigue igual o peor. I. L. D. Santiago.
Máscaras e estado dos colectores
Durante os dous últimos anos repetíronnos a necesidade de levar máscaras para protexerse a un mesmo e aos demais fronte á covid-19. Porén, non se mencionaron apenas as consecuencias nefastas do seu uso indiscriminado, combinado cun escaso civismo: miles delas remataron alfombrando o chan, tiradas en montes, ríos, parques, praias e outros lugares, cando sería moi fácil depositalas nun colector de lixo. Non sei se esta é a idea de moitos de lograr un futuro máis sostible e unha economía máis verde, pero non parece que vaiamos por bo camiño.
De feito, hai medidas máis importantes para asegurar a saúde dos cidadáns. Unha delas debería ser a limpeza frecuente e eficaz dos susoditos colectores, algo que parece que descoñecen as empresas que se encargan destes servizos.
Este problema non é un asunto menor, xa que agora, coa chegada da calor, estes colectores sucios liberan cheiros nauseabundos que son un insulto para toda a veciñanza. Deixando de lado o que está relacionado coa sensibilidade da pituitaria de cada persoa, esta situación representa unha ameaza moi seria para a saúde pública.
Para comezar, non só favorece a propagación de bacterias e virus de toda clase, senón que os restos orgánicos en descomposición atraen a ratos e gaivotas, que involuntariamente poden estender o lixo na súa busca de comida, dispersando plásticos e envases que agravan a xa preocupante contaminación que afecta ao noso entorno. Ademais, estes depredadores poden aumentar moito as súas poboacións ao contar con tal bufé á súa disposición, ocasionando problemas de ruídos e transmisión de enfermidades, non só aos humanos, senón tamén a outros animais. André Piñeiro González. Carril.
Nuestra sanidad
Anteayer, un familiar mío dio positivo en covid-19. Como vivimos en el mismo hogar, y por lo tanto estamos en contacto directo, ayer por la mañana decidí acercarme al centro médico para hacerme un test de antígenos. Me recibió con trato exquisito la persona que atiende en la ventanilla. Me dijo que esperase fuera y que saldría un enfermero a hacerme el test, como así ocurrió.
Tras diez minutos de espera, decidí entrar para preguntar al doctor por el resultado. Le expliqué que soy paciente de riesgo, que estoy a tratamiento por una enfermedad grave, y me dijo que no era cosa suya, que me acercase a la farmacia y allí me harían el test. En la farmacia me dijeron que solo venden o certifican los dichosos test. Toda esta odisea ocurrió a la una del mediodía en el centro médico de Esteiro y sin la presencia de pacientes, excepto yo.
Tenemos una buena sanidad. Lo digo como paciente que soy durante los últimos 26 años. Pero algunos profesionales adolecen de profesionalidad. Manuel Abeijón Vara. Esteiro, Muros.