La OTAN y España

Alberto Priego PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

OPINIÓN

María Pedreda

07 jun 2022 . Actualizado a las 10:45 h.

A finales de este mes, los líderes de la Alianza Atlántica se reunirán en Madrid para decidir el futuro de la OTAN. Al igual que ocurrió en el año 1997, Madrid se dibuja como una ciudad en la que se tomarán decisiones de gran importancia para el futuro de la organización. La primera de ellas parece segura: Suecia y Finlandia serán invitadas a integrarse en la Alianza, algo que llevará unos dos años. Más allá de la ampliación en sí, la incorporación de estos dos estados tiene un elemento que debe ser destacado, el paso de la neutralidad al alineamiento. La causa de ese giro lo tenemos que encontrar en Rusia, un estado que no solo está atacando sin piedad Ucrania, sino que ha amenazado a todos los países de Europa incluyendo, cómo no a Suecia y a Finlandia.

La OTAN se configura como una organización vital para el futuro de Europa. Creada en 1949 para garantizar la libertad de los europeos, a día de hoy es un instrumento vital para todos nosotros. Muchas fueron las voces —algunas desde Rusia— que llamaron a eliminar la Alianza tras la disolución del Pacto de Varsovia. Sin embargo, y a pesar de la presión ejercida por los sectores pacifistas, su disolución nunca estuvo encima de la mesa del Consejo del Atlántico Norte. Si bien es cierto que la Alianza ha tratado de reinventarse y adaptarse a los nuevos desafíos de la seguridad, el rol disuasor de la OTAN sigue siendo fundamental. Basta recordar los dos estados que Rusia ha atacado en este siglo: Georgia y Ucrania. Se trata de dos candidatos a la integración, pero no de miembros de pleno derecho que queden protegidos por el escudo del artículo 5. Por el contrario, otros estados que también resultan apetecibles para Rusia, por ejemplo Polonia, Estonia, Letonia o Lituania, no han sido objeto de la furia imperialista del Kremlin. La conclusión es clara: ser miembro de la OTAN supone una protección frente a Rusia.

En lo que a España se refiere, la OTAN nunca ha sido la más popular de las organizaciones internacionales a las que pertenecemos. Sin embargo, su contribución a la seguridad y estabilidad de España está fuera de toda duda. Gracias a la Alianza hemos podido modernizar nuestro ejército, democratizar nuestras estructuras de toma de decisiones, convertir nuestras fuerzas armadas en interoperables y también estar en el centro de la toma de decisiones a nivel mundial.

Setenta y tres años después de su creación, una cosa sigue estando clara: la OTAN se creó para proteger a Europa de las ambiciones imperialistas rusas. Esta función sigue estando vigente y, si el Kremlin no controla buena parte del viejo continente, se debe a que la Alianza está engrasada y activa. Por ello, debemos ser conscientes de que, al menos de momento, las palabras OTAN y libertad están inextricablemente unidas.