Nada nuevo en el horizonte

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Ricardo Rubio | EUROPAPRESS

08 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se creó una expectación exagerada y no era para tanto. Algunos debieron creer que estábamos ante el gran duelo político del siglo. El veterano Pedro Sánchez, curtido en mil batallas parlamentarias, y Núñez Feijoo, aspirante al título de fustigador general. Pero no hubo sorpresa. El primer encuentro del presidente del Gobierno y el líder de la oposición en una sesión de control se saldó según lo previsto, porque ninguno de ellos se saltó el guion marcado con anterioridad y que habían adelantado los responsables populares, la portavoz Gamarra, los plumillas afines, los vaticinadores tertulianos y hasta las redes sociales. En los últimos días nos desvelaron lo que iba a acontecer. Feijoo despachando moderación y Sánchez marcando las diferencias de cómo entender el país. Y eso fue lo que ocurrió. Todo lo que se dijeron ya se lo habían dicho.

Tal y como está la situación, parece imposible que socialistas y populares alcancen algún acuerdo de gobernabilidad. Las propuestas económicas de los populares de bajar impuestos, crear incentivos y repartir los excesos de la recaudación no forman parte del programa socialista, que, según Sánchez, apuesta por los derechos sociales y no por el retroceso social.

Y como se antoja imposible un acuerdo en lo fundamental, todo lo demás se reduce a reproches. La división en el Gobierno, la reivindicación de la política útil, el aumento de la deuda pública y gobernar o resistir, por un lado. Y el incumplimiento de la Constitución en la renovación de los órganos judiciales, la ausencia de una oposición útil y de Estado y la toma de decisiones económicas en línea con el resto de los países europeos, por el otro. Y, en medio, la alusión al facherío, que no podía faltar.

Sánchez y Feijoo intervinieron en el Senado con la espada de Andalucía sobre sus cabezas. No aguardábamos que en plena campaña electoral utilizasen todas sus armas. Pero es que, además, se conocen demasiado bien y ya no tienen mucho que decirse. Siguen jugando al quiero pero no puedo. Piden llegar a acuerdos pero ninguno da un paso hacia el encuentro. Hablan de alcanzar pactos de Estado pero no están por la labor. Dicen que no se reconocen en esta política y llevan toda la vida formando parte de ella. Y con una sonrisa en los labios se acusan de estorbar, estorbar y estorbar, o de que usted insulta mejor que yo.

En algo fue fructífero el encuentro. Como el día anterior entre el presidente Rueda, Ana Pontón y González Formoso, se impuso la cordialidad. Si ganamos haber dejado atrás los tiempos de ofensas e injurias de Casado, es lo que ganamos. Que ya es mucho. Porque todo lo demás sigue igual. No hay posibilidad de que lleguen a acuerdos y pactos de Estado. Así que no adivinamos nada nuevo en el horizonte.