Las fiestas de los pueblos

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

MARCOS CREO

18 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Villamartín Pequeño, cuarenta y siete vecinos, fiestas en honor de San Xoán Degolado, presupuesto rondando los 20.000 euros, de los cuales 13.500 son para financiar la orquesta El Combo Dominicano.

Ha pasado la festividad de San Antonio, el santo portugués que hizo grande a Padua en Italia, fue la primera gran oferta festiva de las fiestas del verano, y nos falta la explosión festera en torno al San Xoán, la gran cita plural del mes de junio, con la noche más corta y la verbena más larga que incendia la noche a ritmo de bachata y cumbia.

Galicia muestra este verano su cara más amable. No hay aldea, pueblo o ciudad que no exhiba sus mejores galas en estos tres meses de romería interminable, a los que hay que unir los grandes festivales que, financiados en parte por la Xunta de Galicia, travestida con el bordón musical del Xacobeo que no cesa, epatan compitiendo con las íntimas, pequeñas y entrañables fiestas del patrón: nuestras tradicionales festividades patronales, que sacan músculo y exhiben con gallardía pospandémica su legítimo orgullo de pueblo.

Antaño, la procesión con el santo del día antecedía a la sesión vermú. En las aldeas, la orquesta invitada cantaba la misa solemne de Perosi, y al finalizar una docena de bombas de palenque hacían estallar en el cielo el anuncio de que había festa rachada. Hoy los foguetes, las bombas, son políticamente incorrectas, porque provocan estrés a las mascotas, y ninguna formación musical sabe cantar la misa ni conoce quién fue Perosi.

Las fiestas de junio son un prólogo a la gran eclosión prevista para julio y agosto. El próximo mes tiene su eje en la Virgen del Mar, la Virgen del Carmen que engalana festivamente toda la costa gallega con procesiones marítimas y kermeses musicales con las más afamadas orquestas. Y en agosto, Galicia entera es una gran fiesta colectiva el día quince y el dieciséis, jornadas en las que se conmemora a la Virgen de agosto en todas las posibles advocaciones, y a ese patrón «tan gallego como tú», San Roque, que nos libró al país de «peste y males».

Son las fiestas de los pueblos, el rosario patronal de todos los veranos. Las grandes, los Caneiros betanceiros, el Naseiro de Viveiro, la Festa da Historia, la romería vikinga de Catoira…, las dejamos para otro artículo, junto a las conmemoraciones gastronómico festivas de un país con hambres atávicas. Lo dejamos para otra ocasión. Feliz San Xoán, feliz verano.