Francia, contra el «franglais»

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

YOAN VALAT | EFE

18 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El filólogo y crítico literario Maurice Rat publicó en 1959 en France-Soir un artículo titulado «Français ou franglais?». Era la primera vez que se empleaba este término, franglais, que el lingüista definió como «ese francés salpicado de palabras inglesas que nos impone la moda actual». La moda de aquellos últimos años cincuenta sigue vigente. El franglais es un cruce de francés e inglés en francés (français + anglais), que a este lado de los Pirineos alterna con su hispanización franglés. Aquí también vivimos una colonización terminológica del inglés, pero la diferencia entre lo que ocurre en España y lo que sucede en Francia es que allí hay una mayor conciencia de ese fenómeno y, en consecuencia, se combate más.

Aunque entre los irreductibles galos ha habido bajas y deserciones. Así, el hoy presidente Macron ha llegado a decir: «Una nación start-up es una nación en la que todos pueden decirse a sí mismos que pueden crear una start-up. Quiero que Francia sea una». Mon Dieu! Ce n'est pas possible!

La generalización del francés fue clave en la construcción de la nación. La única lengua oficial es uno de los elementos de consolidación del Estado centralista. El origen del proceso está en una ordenanza que Francisco I firmó en 1539. En ella, refiriéndose a todo tipo de documentos, se dice: «... queremos en adelante que [...] sean pronunciados, registrados y entregados a las partes en francés y no en otra lengua».

Las autoridades galas, que consideran que la competencia del inglés, incluso en la vida cotidiana, representaba una amenaza real para el francés y que las importaciones angloamericanas al léxico se han vuelto masivas, llevan décadas ampliando las regulaciones del idioma. En el último medio siglo se crearon comisiones para indicar e incluso crear los términos franceses con los que eludir los extranjerismos, voces que en la Administración son de obligado cumplimiento. Así, por ejemplo, el tie-break pasó a ser el jeu décisif (juego decisivo), el walkman se convirtió en baladeur (reproductor de música portátil) y el software fue reemplazado por el logiciel (programa/s informático/s).

De hace unos días es la última de estas listas de palabras francesas que deben sustituir a otras inglesas. Esta es del mundo de los videojuegos. Son también respuestas a la reivindicativa Academia Francesa, cuya secretaria vitalicia ha calificado la anglicanización del francés de aberración que desestructura y destruye ese idioma.