La verdad es que Patrícia Plaja tiene razón. Al ritmo del clic del ratón y del tac, tac, tac de las primeras teclas que empiezan a componer esta columna todo se ve envuelto en un halo de incomodidad. Y sin embargo, aquí estamos. [Paremos la ciudad] Juntando un puñado de letras para explicar, a mediados del 2022, que solo hay un problema en lo ocurrido en Els Matins de TV3. Y desde luego no es la camiseta.
Se hace un poco incómodo, a estas alturas, tener que seguir señalando que el problema no es un escote. Irónicamente, que hayan cubierto los pechos de la portavoz ha dejado al descubierto que poco ha cambiado la mirada social sobre el cuerpo de las mujeres.
Que todavía se dispone y se decide sobre él, y por tanto, sobre nosotras. [Sacando un pecho fuera] Que la decisión de subirle la camiseta sin ni siquiera preguntarle a ella (se percibió una incomodidad, explicaron desde la cadena) revela que todavía existe la necesidad de cubrirnos, de avergonzarnos, solo cuando no somos mercantilizadas, cosificadas, hipersexualizadas y explotadas. Cuando tenemos y, sobre todo, ejercemos autonomía sobre nuestros propios cuerpos. [Al puro estilo Delacroix].
En fin. Aquí estamos, siglo XXI. Teniendo que cantar que no entendemos por qué dan tanto miedo nuestras tetas. Ay, mamá.