La OTAN y Ucrania

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Chema Moya | EFE

05 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tenía toda la razón el alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó, cuando denunció en Madrid, durante la reunión de la OTAN, que Ucrania llevaba ya «demasiado tiempo» esperando a que los países occidentales le proporcionasen armas para defenderse de la invasión de Rusia. Klitschkó habló claro y reiteró: «Quiero darles las gracias a nuestros aliados, pero las armas están tardando en llegar. Hemos agotado demasiado tiempo. Cada día, patriotas ucranianos están pagando las consecuencias con su vida».

Mientras los líderes mundiales reunidos en la cumbre de la OTAN discutían las estrategias de la Alianza y la nueva realidad geopolítica desde que Rusia comenzó su operación militar en Ucrania, Klitschkó reiteraba su mensaje: «Hemos agotado demasiado tiempo. Cada día, patriotas ucranianos pagan las consecuencias con su vida».

Con la misma rotundidad se expresó el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Porque mientras la OTAN se reunía en Madrid para fraguar un futuro de éxito solidario, Ucrania seguía corriendo un grave riesgo de fragmentación, tras ser invadida por Rusia. Algo de lo que eran conscientes todos los asistentes, que sí han manifestado su solidaridad con Ucrania, aunque todavía no hayan precisado la forma de realizarla.

Es verdad que Ucrania no era el único asunto a tratar, ni siquiera el más importante, pero todos eran conscientes de que era un asunto acuciante que no podía rehuirse. Y no se rehuyó. Pero las concreciones brillaron por su ausencia. Quizá porque la OTAN es todavía más un escenario que una realidad concreta y definida. De hecho, la cumbre de Madrid fue un éxito. Como tal reunión de miembros de la OTAN, los discursos tuvieron su sentido, aunque carecieran de sedimento y de especificidad.

Con razón el presidente Sánchez estaba encantado, porque la reunión, como espectáculo, estuvo perfecta, y a él le corresponden méritos en esto. Pero, ¿de verdad no cabía esperar algo más concreto en tanta visión internacional? La realidad sigue siendo casi la misma de antes de la magna reunión, pero se han abierto expectativas plausibles y muy esperanzadoras. La cita, pues, valió la pena y ha generado esperanzas. Sin duda.