¿Qué es la psoriasis?

Óscar Suárez Amor DERMATÓLOGO EN EL HOSPITAL RIBERA JUAN CARDONA (FERROL)

OPINIÓN

13 jul 2022 . Actualizado a las 10:27 h.

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria cutánea determinada genéticamente. Se caracteriza por una proliferación epidérmica marcada y un trastorno de la diferenciación, con una activación inmune de los queratinocitos, que se acompaña de numerosas alteraciones de naturaleza inflamatoria e inmunológica. Es una enfermedad crónica que cursa en brotes con períodos intercurrentes, a menudo asintomáticos. Ciertos factores, como el estrés emocional o las infecciones, pueden desencadenar estos brotes. Es una enfermedad frecuente, en España afecta aproximadamente al 2 % de la población. Una consecuencia de este hecho es que una buena parte del público conoce esta enfermedad, y lo asocia a la típica imagen de escamas blancas sobre una base eritematosa en los codos y las rodillas. Lo que ya no es tan conocido es el hecho de que la psoriasis puede afectar a cualquier parte de la superficie corporal, incluidos los pliegues corporales, la zona genital o las uñas.

Su gravedad se determina en base a las características de las lesiones (grado de eritema, induración y descamación) y su extensión, a mayor extensión mayor gravedad. Sin embargo, existen pacientes con una extensión limitada que también padecen psoriasis consideradas graves, debido a que la zona afectada tiene una importante repercusión bien estética (por ejemplo la psoriasis facial) o por condicionar su vida sexual (psoriasis en la zona genital) o laboral (psoriasis en las palmas de las manos).

La psoriasis es una enfermedad con un importante componente psicosocial, ya que afecta y condiciona el estilo y la calidad de vida de los pacientes que la sufren. Los casos graves pueden asociarse a estrés, depresión o ansiedad.

Otro aspecto importante de la psoriasis, y en general poco conocido, es que, principalmente en sus formas graves, no es exclusivamente una enfermedad dermatológica, también es una enfermedad sistémica. Esto es debido a que se asocia a otras enfermedades denominadas comorbilidades, entre las que están la cardiovascular, el síndrome metabólico (incluye la obesidad, la hipertensión, la dislipemia y la diabetes) y la hepática. Un porcentaje variable de pacientes con psoriasis, entre el 5 % y el 30 %, desarrollan inflamación en las articulaciones, la conocida como artritis psoriásica.

Respecto al tratamiento, y simplificando un tema relativamente complejo, existen cuatro tipos de tratamientos: tópicos, fototerapia, sistémicos y biológicos. Los primeros son aquellos que aplicamos directamente sobre la piel, ya sean cremas, espumas, etcétera. Son tratamientos muy seguros pero su aplicación es, en ocasiones, tediosa y su eficacia moderada. La fototerapia consiste en la utilización de lámparas de radiación ultravioleta.

Los tratamientos sistémicos y biológicos, se aplican por vía oral o en inyección intravenosa o subcutánea, y son más efectivos al poseer un buen perfil de seguridad. Aunque no están exentos de posibles efectos secundarios que, aun siendo infrecuentes, pueden ser potencialmente graves. Esta es la principal razón por la que no son apropiados para todos los pacientes y es obligado valorar detenidamente la relación riesgo-beneficio. Nuestro objetivo es seleccionar el tratamiento más adecuado para cada paciente.

Además de la psoriasis, otras enfermedades dermatológicas frecuentes en nuestras consultas son el acné, la rosácea, las enfermedades del pelo (sobre todo las alopecias), los distintos tipos de eccemas, la urticaria y las enfermedades infecciosas (verrugas, herpes, tiñas, etcétera).

Por su importancia habría que destacar el cáncer de piel, tanto su diagnóstico y tratamiento como su prevención mediante las revisiones dermatológicas periódicas que realizan los pacientes con factores de riesgo, como son aquellos que presentan muchos lunares o tienen la piel dañada por una exposición solar excesiva, bien por motivos laborales o recreacionales.