Cuando redactaba el final de la columna de esta semana, al arriba firmante le entró la duda de si no habría abordado ya el asunto que trataba. Un vistazo a la hemeroteca confirmó lo que hasta entonces era sospecha: trece años atrás había dedicado un artículo al empleo de la preposición en con el sentido de ‘dentro de'. Pero vale la pena volver sobre el asunto.
Ese uso de en, que la Academia no reconoce como ortodoxo, lo puede ver el lector a diario: La construcción del barco comenzará en quince días; El nuevo presidente anunciará su Gobierno en una semana. Quien así escribe quiere decir que la construcción del barco comenzará dentro de quince días y que el nuevo presidente anunciará su Gobierno de hoy en una semana.
La gramática de las academias del español atribuye a la preposición en varios sentidos cuando introduce sustantivos temporales. Unas veces expresa el momento o el tiempo en que sucede algo: En junio hubo otra ola de calor. También puede expresar el tiempo en que se da la situación que se indica: En cinco años de carrera no suspendió nada. Seguido de un grupo nominal temporal, en también puede, con el sentido de al cabo de, indicar el tiempo que se tarda en llegar a la situación que expresa el predicado: Heredó una inmensa fortuna y en dos años tenía la cuenta en rojo. Si el tiempo que se indica no es el empleado en realizar la acción (en este caso, fundir la plata), sino el que pasa hasta que se emprende, la Academia recomienda sustituir en por dentro de, al cabo de o después de: La construcción del barco comenzará dentro de quince días.
El rechazo académico a ese uso de en es tibio: en la Gramática se limita a recomendar alternativas, y en el artículo dentro, del Diccionario panhispánico de dudas, señala que debe evitarse: «El uso en estos casos de la preposición en está influido por el inglés y, a pesar de su extensión, debe ser evitado». El Diccionario, por su parte, se limita a registrar un solo uso temporal de en: «Denota en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo expresado por el verbo a que se refiere». El choque entre la norma y el uso, aunque presentado con delicadeza, está ahí. Que quienes escriben con cuidado eviten ese en por dentro de o al cabo de no va a frenar la avalancha. Algún día habrá que coger al toro por los cuernos y optar entre aceptar un empleo de en que a veces genera ambigüedad o por un rechazo rotundo, al que ya le vemos pocas posibilidades de triunfar.