La guerra de las farolas

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

17 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El ciclo día-noche, con su alternancia de luz-oscuridad, es vital para el equilibrio de la vida en la Tierra. Pero desde hace unas décadas, con la luz artificial, el ser humano lo está rompiendo, y eso afecta a su salud. La luz en la Tierra es blanca al mediodía y más roja (¡y muchísimo menos intensa!) al atardecer, por eso es más saludable estar expuesto a luces más cálidas y bajas de noche. Si usted se levanta por la noche a hacer pis, no encienda en su habitación una luz blanca e intensa como la de un quirófano, porque eso le dará un bofetón a su cerebro, que pensará que está en pleno mediodía y le romperá el ritmo de sueño.

Fuera de nuestras casas, una farola que emita una luz blanca que nos deslumbre y lance su luz al cielo en vez de alumbrar al suelo es, por lo tanto, un agente contaminante y perjudicial, que además nos roba un patrimonio tan hermoso y fundamental como la contemplación del cielo estrellado. Los poderes públicos deben actuar sobre esa contaminación, que se dispara cada vez más con las nuevas tecnologías led.

Ministerios de Industria y Transición Ecológica: España está a la cabeza de la contaminación lumínica en la Unión Europea (un español derrocha casi tres veces más luz pública que un alemán), y ustedes pueden poner coto a este descontrol con la ley. Es urgente la aprobación de un real decreto actualizado y asesorado por expertos, que no vaya por detrás de las nuevas tecnologías de iluminación artificial. Ah, hacerlo reducirá además de modo importante nuestro consumo energético.