
Es consustancial a todo tipo de enfermedades que ciertos casos requieran atención urgente, bien por riesgo vital, dolor intenso, etcétera. Hace ya muchos años que los hospitales crearon los servicios de urgencias para ocuparse de estas situaciones, facilitando tanto la organización interna como el adecuado flujo de los pacientes. Allí eran atendidos por los diferentes especialistas del hospital.
Sin embargo, ya en los años 80 se advirtió la necesidad de contar con una plantilla médica propia en urgencias. El perfil formativo de sus miembros era variado y así ha continuado, aunque con un predominio gradual de los especialistas en medicina de familia.
Aunque podrían atender de entrada cualquier patología, lo usual es que las urgencias gineco-obstétricas y pediátricas sean atendidas directamente por ginecólogos y pediatras. En otras especialidades sucede parcialmente (oftalmología). Es este el contexto donde se han alzado voces crecientes reivindicando la creación de una nueva especialidad, medicina de urgencias.
Una especialidad debería crearse cuando existe un contenido específico, doctrinal y de habilidades, que nadie de otra especialidad puede realizar, sin mediar una larga curva de aprendizaje. La experiencia acumulada desde los años 90 sugiere lo contrario, los servicios de urgencias se han desarrollado en ausencia de tal especialidad. Además su creación generaría nuevos problemas, al comportarse en nuestro país las especialidades como compartimentos estancos,
Cuesta entender que medicina familiar, en cuyo ideario figura la vocación extrahospitalaria, siendo en este ámbito donde transcurre más del 50 % de su formación mir, sea la abocada a ocuparse de las urgencias hospitalarias. Sin embargo, siendo realista, la concurrencia a las plazas de urgencias se ha guiado por la ley de oferta y demanda. Las especialidades hospitalarias (medicina interna y otras) no han estado interesadas para trabajar en urgencias, mientras han seguido teniendo abundante oferta laboral en su propio campo. En contraposición, las plazas de urgencias resultan laboralmente más atractivas que las de atención primaria (turnos, retribuciones, condiciones generales) para los médicos de familia.
En mi opinión, la apresurada propuesta política actual de crear la especialidad de medicina de urgencias obedece a razones coyunturales. Esta nueva especialidad no resolverá los problemas de atención primaria y generará otros nuevos, fragmentando más la asistencia en los hospitales.