Corría el año 1982 cuando un puñado de personas de la Consellería de Pesca del primer Gobierno autonómico pretendíamos dar forma a la competencia exclusiva de nuestra comunidad en materia de pesca en aguas interiores. Teníamos tan poca convicción del momento histórico que nos había tocado vivir, que hasta las leyes se redactaban y discutían en castellano. Y así sucedió con la primera Ley de Ordenación de Pesca Marítima de Galicia publicada en 1985. Hasta había que andarse con ojo en los matices de la redacción; pues aún estaba reciente el caso de la Ley 3/1983 de Normalización Lingüística, de la que el inefable Tribunal Constitucional había considerado inconstitucional el párrafo segundo del artículo primero, por decir que «todos os galegos teñen o deber de coñecelo» refiriéndose al idioma gallego. De manera que, advenedizos como éramos, y no siendo vascos ni catalanes, debíamos andar con pies de plomo.
Pero se hicieron cosas. Entre ellas, el Consello Galego de Pesca presentado en Santiago en 1983 (del que humildemente era yo el ponente), ante la práctica totalidad del sector pesquero de Galicia. Y de ahí mi sorpresa estos días al conocer lo que dio en llamarse «Rede galega de científicos e pescadores que asesorará a Mar». Rede con la que se trata de involucrar a científicos y sector pesquero gallego en un mismo órgano asesor.
Y aquí es cuando me pregunto: ¿va a desaparecer el Consello Galego de Pesca, también calificado como «órgano colexiado, consultivo e asesor da consellería»? ¿Van a convivir los dos órganos sin solaparse en sus funciones?
Está bien que la Consellería do Mar se apoye en órganos asesores, llámense estos consello o rede. Lo que no parece de recibo es que puedan convivir los dos. Por si alguien no lo sabe, el Consello Galego de Pesca lo componen nada menos que 51 vocales, que representan la totalidad de los sectores que se ocupan de la pesca, de la acuicultura y del marisqueo, aunque sí, se echa en falta la inclusión de organismos científicos. Sin embargo, considerando la enorme multiplicidad en la representación sindical y de cofradías en el Consello Galego de Pesca, se podría reducir el número de vocales, para dar cabida a la ciencia, que es de lo único de que adolece.
Después de los años de experiencia desde el inicio de la autonomía, estoy seguro de que los buenos políticos, funcionarios y técnicos lo único que necesitan para un buen asesoramiento, son unos simples retoques del Consello Galego de Pesca. Y déjense de redes; a no ser que con ellas, se trate de solapar críticas y pescar afines.